(Richard Rohr, en Herder).- Sé que cualquier tipo de derrota o humillación no es aceptable en la cultura estadounidense, pero es, a buen seguro, la manera bíblica. Ahí,el modelo es bastante claro, y no puedes ascender hasta que no hayas descendido. Solamente nuestro acérrimo prejuicio cultural, o nuestra ceguera culpable, pudo habernos permitido pasar por alto este tema central bíblico que está a simple vista por todos lados. Los ejemplos de la Sagrada Escritura son demasiados para enumerar, concluyendo por supuesto con el mismo Jesús en su Crucifixión y Resurrección.
En la Primera Lectura tenemos la primera parte de la bella saga de José, cuando sus hermanos, por los clásicos celos y rivalidad entre hermanos, lo arrojan a la cisterna, y luego lo venden como esclavo para así mitigar alguna culpa en vez de matarlo. Como siempre, se utiliza una «diferencia creada» para justificar el crimen, así que lo descartan como ¡solo un «soñador»! Poco saben que estos sueños serán los que un día los liberen.
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