Cirio de Nazaré, la gran expresión amazónica de religiosidad popular

La fiesta de Nuestra Señora de Nazaré, que se celebra el segundo domingo de octubre, marca la vivencia religiosa popular en la Amazonia brasileña, especialmente en el estado de Pará. Esta es la fiesta religiosa que congrega más devotos en todo Brasil, llegando a reunir más de dos millones de fieles.

Como reconoce Monseñor Vital Corbellini, obispo de la diócesis de Marabá, “se trata de una manifestación popular y una devoción muy importante para el pueblo cristiano”, no sólo católico, sino también evangélico, que en algunos casos ayudan y acompañan el desarrollo de la fiesta.

Existen diversas versiones sobre como apareció la imagen de la Reina de la Amazonia, como es conocida, pero lo más curioso son los relatos que narran como esa imagen retornó milagrosamente en repetidas ocasiones al lugar donde fue encontrada y donde hoy se alza la Basílica de Nuestra Señora de Nazaré. Esto provocó en los devotos la convicción de que Dios había escogido este lugar para que ella fuese venerada, tradición que se remota a los inicios del siglo XVIII.

La historia nos dice que el primer Cirio de Nazaré tuvo lugar el 8 de septiembre de 1793, por iniciativa del entonces gobernador del Grão Pará, en el que ya participó una multitud, entre quienes se encontraban representadas todas las razas y clases sociales del momento.

Junto con esta dimensión de religiosidad popular, Monseñor Corbellini destaca que “los cirios son momentos fuertes de evangelización porque tratamos temas relacionados con la Campaña de la Fraternidad”. Al mismo tiempo, no es una fiesta que se realice solamente en torno a la Basílica de Nuestra Señora de Nazaré, en Belém, capital del estado de Pará, sino que también se lleva a cabo en muchas de las diócesis de la región, que escogen temas que ayuden en la reflexión del pueblo cristiano.

En este Año Mariano que la Iglesia de Brasil está celebrando, conmemorando así los 300 años de Aparecida, la diócesis de Marabá, como nos indica su obispo, ha escogido como tema del Cirio, que en este caso tendrá lugar el tercer domingo de octubre, “Oh María, ayúdanos a vivir la fe, la esperanza y la caridad”.

Según Monseñor Corbellini, en el desarrollo de la fiesta y la reflexión en torno a ella, “tenemos en cuenta también la realidad actual, de vida de nuestras ciudades y de las personas del campo, con problemas sociales, de violencia, muerte de jóvenes, desempleo, la superación del alcoholismo, los asaltos, las drogas, la trata de personas, la falta de reforma agraria, la reflexión sobre la deforestación, el nivel de agua de los ríos que está bajando debido a la sequía y a los incendios florestales, las personas afectadas por los embalses, personas matadas en el campo y en la ciudad”.

El obispo continúa señalando que “tenemos en cuenta también a muchas personas e instituciones que trabajan por el bien de las familias, por su unidad y por el valor de vivir en comunidad y ser sal de la tierra y luz del mundo. El Reino de Dios es don de Dios para nosotros y crece con nuestra participación”. Por eso, no duda en afirmar que “los cirios son momentos de evangelización, de toma de conciencia en la tentativa de hacer el mundo mejor de acuerdo con el plan de Dios”.

Todo ello fundamentado en la Palabra, muy presente en la vida de la Iglesia brasileña durante el mes de septiembre, en que se celebra el mes de la Biblia, pues “los cirios son momentos fuertes de meditación de la Palabra de Dios, que ilumina las mentes y la práctica para el amor”.
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