Os comparto esta reflexión del pensador Ratzinger antes de ser Papa:
“A mi juicio, la
fascinación por el fútbol consiste, esencialmente, en que sabe unir de forma convincente dos sentidos: ayuda al hombre a autodisciplinarse y le enseña a colaborar con los demás dentro de un equipo, mostrándole cómo puede enfrentarse con los otros de una forma noble.
Al contemplarlo, los hombres se identifican con ese juego, haciendo suyo ese
espíritu de colaboración y de confrontación leal con los demás. Desde luego, la seriedad sombría del dinero, unida a los intereses mercantiles pueden echar todo eso a perder.
De todos modos, se plantea la posibilidad de
aprender a vivir con el espíritu del juego, porque la libertad del hombre se alimenta también de reglas y de autodisciplina.
En todo caso, la visión de un mundo que vibra con el juego debiera servirnos para algo más que para entretenernos, porque si fuéramos al fondo de la cuestión,
el juego podría mostrarnos una nueva forma de entender la vida.”Magua.