Recoger según lo que se ha sembrado

En los días de fin de curso escolar, para las familias se inicia una nueva etapa: los niños y los jóvenes dejan el colegio, todo en la casa queda transformado, cambiado, la rutina, los horarios, todo cuanto ha marcado el ritmo durante los últimos meses ahora ha cambiado de valor.

Para todos al empezar un tiempo nuevo, es momento de evaluación, para ver el trabajo realizado, para intentar afirmar aquellos puntos o aspectos que han resultado positivos y corregir desde la experiencia pasada cuanto ha resultado negativo. Es tiempo de contemplar cuanto se ha sembrado, de ver cómo a lo largo del curso acabado se han ido logrando las metas propuestas, pero no es tiempo de recoger el fruto.

Es tiempo de recordar las palabras de San Pablo en la 2ª carta a los Corintios (2Cor. 9,6) “quien siembra mezquinamente, mezquinamente recogerá”. Sembrar con generosidad es actitud propia de quien es desprendido y no tiene miedo al futuro, siembra cuanto tiene hoy sin pensar en guardar para el mañana, porque las circunstancias de mañana no serán iguales, el hoy no volverá a repetirse.

Cada año, cada curso, es para, maestros y profesores, un reto para sembrar con generosidad, sin pretender ver el fruto, confiando en que el Señor hará fructificar en cada alumno todo cuanto haya podido recibir como un bien. Él hará también que cada alumno sepa aprender de cuanto se le ha dado y pueda él también ayudar a los demás. Texto: Hna. Carmen Solé.
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