Señor, luz en mis noches

¿Cómo salir de este túnel?
La lectura de algunos salmos, compuestos por hombres que en momentos de la vida se sintieron abrumados por la enfermedad, los infortunios, etc., pueden ofrecernos una ayuda, darnos seguridad en momentos de duda, serenidad ante la niebla que se interpone en nuestro camino.
Los salmistas fueron hombres de carne y hueso que pasaron como todo hombre por momentos difíciles, en los que la angustia los tenía atrapados; la incertidumbre de un futuro mejor sin el dominio extranjero desalentados; la nostalgia de verse alejados de su patria sin poder acudir al templo los llenaba de tristeza; pero en estos momentos se les encendía una lucecita, la luz de la fe que les hacia confiar en este Dios que nunca abandona a sus hijos y así en medio de su infortunio su corazón se volvía a Yahvé, y en él encontraban la fuerza para continuar caminando en medio de las dificultades con la confianza de que Dios no los iba a dejar de la mano sino que era la luz en sus noches.
Tener fe es un gran regalo de Dios. Nunca le agradeceremos suficientemente este precioso obsequio que recibimos sin mérito alguno. Leer y saborear la Biblia es para el cristiano una fuente de energía, de consuelo, de luz. Por ello os invito, hoy, a leer pausadamente algunos fragmentos de salmos que hablan de luz:
“Señor, tú eres mi lámpara,
Dios mío, tú alumbras mis tinieblas”. (Salmo 17)
“Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero”. (Salmo 118)
“El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quien temeré?”. (Salmo 26)
Texto: Hna. María Nuria Gaza.