Un cántico nuevo

Ojos abiertos
Varios salmos, especialmente algunos de los que rezamos a la hora de Laudes, nos invitan a dirigir a Dios un “cántico nuevo”. Es como un deseo que debería brotar de nuestra alma para cada día intentar dirigirnos a Dios con palabras nuevas, con ánimo nuevo es lo mismo. Para mi esta expresión equivale a mantener el espíritu despierto, el corazón abierto de las realidades nuevas que la jornada nos presentará, buscando en las cosas de cada día la novedad que ellas mismas encierran.

El deseo de reconocer la acción de Dios nos lleva a mantener los ojos bien abiertos para tomar conciencia de los cambios y las modificaciones que cada día nos presenta, aun en las cosas más simples, quizás en las que repetimos con mayor frecuencia, pero que hoy tienen un carácter único distinto del ayer y también del mañana.

Pretender repetir por repetir siempre lo mismo es signo de poca vida, tener la valentía de descubrir lo nuevo es seguramente el deseo de permanecer abiertos a cuanto el Señor nos ofrezca, dispuestos a colaborar en la tarea creadora de un mundo mejor.

Las experiencias que tenemos cada día van tejiendo la vida. Los puntos positivos se mantienen como vivos y brillantes y generan en nuestro corazón alegría y deseo de volver a repetirlos. Los negativos, que también se mantienen, sirven para evitar posibles repeticiones que generarían tan solo tristeza.

El cántico nuevo tiene siempre su arranque en el ayer pero suena sólo hoy para preparar el mañana aún por nacer. Hna. Carmen Solé
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