Al final del capítulo 6 de San Juan, cuando los oyentes de Jesús encuentran que las palabras del Maestro sobre el pan de vida son muy difíciles de comprender, lo abandonan. Jesús se dirige a sus apóstoles y les pregunta si ellos también quieren abandonarlo, "Pedro tomó la palabra y dijo: “Señor,
¿a quién iríamos?, tú tienes palabras de vida eterna”".
También en nuestra vida tenemos momentos en que todo se nos complica, no entendemos
por qué tienen que sucedernos estas cosas justo a nosotros. Existe el peligro en estas ocasiones de querer echarlo todo por la borda: “Esto es demasiado complicado, no puedo entender esta actitud, ya no puedo aguantar más, estoy desencantado,
¿para qué seguir luchando?”.
En estas ocasiones es cuando más tenemos que aferrarnos al que mejor puede comprendernos y decirnos como Pedro dijo: ¿A quién iríamos? Seguro, que con la
confianza puesta en el Señor y poniendo todo el esfuerzo de nuestra parte, saldremos adelante de este mal momento. Y es posible que luego veamos que
no era tan grave la dificultad y aquel mal trago habrá cambiado de color.
Texto: Hna. María Nuria Gaza.Foto: Sor Marie Thérèse Perdriault.