La lluvia

La lluvia es un don de Dios, es un bien para nuestra tierra y para nuestra vida. Pero actualmente es un bien escaso. No llueve como antes, y nos parece que aun así todo va a seguir igual. Pero ¿hasta cuando las reservas de agua van a poder hacer frente al gasto que generamos? No queremos pensarlo y escondemos la cabeza como el avestruz. Ya llegará la solución, pensamos. Y mientras la vida no cambia. Pero hay muchos tipos de lluvia, si con ello entendemos el don de Dios y la gracia de la regeneración.

Nos cuesta aceptar el don de Dios cuando no coincide con nuestras expectativas, como cuando llueve el día que no nos conviene, cuando aquello que deseamos no se cumple ya, y la vida va siguiendo. Pero la vida espiritual se debilita, ya vendrán tiempos mejores, pensamos, y mientras tanto sin darnos cuenta vamos entrando por la vía fácil. Dios nos ayudará sí, pero debemos poner de nuestra parte, a Dios rogando y con el mazo dando.

La lluvia llegará a nuestra tierra porque Dios nos ofrece este don y la tierra dará su fruto como encontramos en las palabras del salmo 84. No dejemos de pedir la lluvia, la del agua, y la de la gracia de Dios para seguir dando fruto. Texto: Hna. Carmen Solé.
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