Todo puede ser diferente

El evangelio de este pasado domingo nos relata como Jesús dormía recostado en la popa de la barca mientras los discípulos luchaban contra la tempestad.

A veces nos enfrascamos en luchas contra las olas y los vientos demasiado solos, como si estuviésemos convencidos de que andamos solos, y quisiéramos llegar al fin sin tener en cuenta a nadie de cuantos nos rodean, o como si pensásemos que Jesús el Salvador está lejos y duerme.

Y quizás lo que ocurre es que nos sentimos demasiado convencidos de nuestras posibilidades, demasiado fuertes, ¿demasiado orgullosos?; y de algún modo prescindimos de la ayuda que Dios nos ofrece siempre.

Y este es el punto de partida de la recriminación que Jesús hace a los suyos: "hombres de poca fe, ¿por qué teméis?". Las tempestades que se nos presentan a lo largo de la vida, sean cuales sean, en muchas ocasiones son fruto de nuestras falta de fe.

Jesús nos acompaña en la barca de nuestra vida, Jesús está siempre para calmar la tempestad, y para que aumente nuestra fe y todo pueda ser diferente. Texto: Hna. Carmen Solé.
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