Comenta el P. Marc Bellion, o.p., en un artículo, que se puede esperar a alguien y se tenga el riesgo de que nunca llegue como en la obra de Samuel Beckett, “Esperando a Godot”. En la obra citada
los dos protagonistas esperan al borde de un camino que llegue un tal Godot y éste nunca llega aunque hay un muchacho que cada día les repita: “Godot no llegará hoy pero llegará mañana”. El público nunca llega a saber quien es Godot ni que tipo de tema tienen que tratar con este extraño personaje.
Para algunos sería el caso de que nunca llegará este personaje
porque no creen en la llegada del Salvador, les parecen una fábula de niños; pero este no es el caso de los cristianos que creemos y
esperamos la venida de Jesús Redentor.
Aunque
no podemos esperar pasivamente al borde del camino como los personajes de la obra en cuestión, hay que ponerse en marcha. Este es el sentido del Adviento ponerse en marcha con paso rápido, no es una espera estática sino dinámica. Si nos quedamos al borde del camino no lo vamos a encontrar.
Hay que caminar, esto nos lo decía el Papa Francisco al inicio de su pontificado. La vida cristiana no admite el estancamiento. Lo oiremos dentro de pocos días en el evangelio de Lucas: “
Los pastores se dijeron vamos a ver este prodigio que nos ha hecho saber el Señor. Y se pusieron en camino a toda prisa” (Lc 2, 15-16).
Texto: Hna. María Nuria Gaza.