"En Gaza no entran alimentos, medicamentos ni electricidad desde hace meses" Padre Faltas: morir de sed y hambre es injusto e injustificable

Niña palestina desnutrida recibe tratamiento en el Hospital Nasser de Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza
Niña palestina desnutrida recibe tratamiento en el Hospital Nasser de Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza

"Desde hace meses, no entran alimentos ni medicamentos en el enclave palestino, mientras que falta electricidad y continúan los bombardeos"

"A las elevadas cifras de personas que han perdido la vida, de personas que aún se encuentran bajo los escombros, de personas que han resultado heridas y de personas que han quedado huérfanas, hay que añadir las muertes por hambre, igualmente elevadas y dolorosas"

"La sensación de impotencia nos llevan a perder la esperanza y la confianza. Es la certeza de que los hambrientos y sedientos de Gaza serán saciados lo que nos hace retomar el compromiso decidido de pedir justicia"

(Vatican News).- «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque serán saciados». La referencia a las Bienaventuranzas es cada día más fuerte y constante: la triste situación que vive la población de Gaza y la sensación de impotencia nos llevan a perder la esperanza y la confianza. Es la certeza de que los hambrientos y sedientos de Gaza serán saciados lo que nos hace retomar el compromiso decidido de pedir justicia. Porque el hambre y la sed son necesidades vitales, porque morir de hambre y sed es injusto e injustificable. 

Una manifestación de protesta

El domingo pasado, la desesperación y la sensación de haber sido olvidados llevó a la población de Gaza a organizar una gran manifestación de protesta para denunciar ante el mundo la muerte por inanición de los niños. La gente lleva meses sufriendo la falta de lo necesario para vivir y para mantener unos cuerpos debilitados y frágiles por casi dos años de penurias y sufrimientos. En Gaza no entran alimentos, medicamentos ni electricidad desde hace meses, estas necesidades vitales están bloqueadas a pocos kilómetros de quienes las necesitan y esto es inhumano.

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"Este es el mayor escándalo, la vergüenza indeleble de un mundo que ha puesto, en la escala de valores, en primer lugar los intereses económicos y la avaricia por el poder y, en último lugar, el respeto por la vida y la negación de los derechos humanos"

El sonido de las sirenas de las ambulancias produjo un ruido largo y ensordecedor que quería despertar las conciencias adormecidas de quienes asisten en silencio a una matanza que se convierte en masacre si no se permite dar comida a quienes tienen hambre y agua a quienes tienen sed. Este es el mayor escándalo, la vergüenza indeleble de un mundo que ha puesto, en la escala de valores, en primer lugar los intereses económicos y la avaricia por el poder y, en último lugar, el respeto por la vida y la negación de los derechos humanos. 

La muerte en directo

Los ancianos, los discapacitados y los niños son una parte numerosa y frágil de una población agotada que ya no tiene hogar y que podría quedarse sin tierra, que sufre ataques mortales mientras duerme en tiendas de campaña y refugios precarios. A las elevadas cifras de personas que han perdido la vida, que siguen bajo los escombros, que han resultado heridas o que han quedado huérfanas, hay que añadir las igualmente elevadas y dolorosas cifras de muertos por hambre.

El mundo sabe que desde hace muchos meses muchísimos niños sufren malnutrición y que miles de ellos han muerto de hambre. Parece increíble, pero es lo que ocurre a pocos kilómetros de un mundo que consume más de lo necesario y desperdicia recursos vitales.

"El mundo ve en directo la muerte evitable de niños que mueren de hambre: de los 900 muertos, asesinados mientras hacían cola humillados para pedir un trozo de pan"

El mundo ve en directo la muerte evitable de niños que mueren de hambre: de los 900 muertos, asesinados mientras hacían cola humillados para pedir un trozo de pan, la mayoría eran padres que buscaban comida para sus familias. Los que regresaron a casa con algo para sobrevivir, a menudo no encontraron vivos a sus hijos. Un vídeo nos mostró el drama de un anciano frágil que, mientras hacía cola para recibir comida, murió de hambre y calor.  Esta es la triste crónica diaria de mis amigos de Gaza, de las muchas personas que forman parte de un pueblo agotado, de seres humanos, de niños que tienen derecho al respeto sin ninguna restricción de nacionalidad o fe, como todos los niños del mundo.

Las imágenes del sufrimiento que unen las conciencias

En este largo período de violencia, han sido las imágenes del sufrimiento de los niños, los discapacitados y los ancianos de Gaza las que han unido las conciencias de quienes se sienten impotentes ante tanto dolor, de quienes no quieren ser cómplices de lo que ha sucedido y sigue sucediendo en Gaza. Los ojos profundos y tristes, las lágrimas derramadas por el sufrimiento y el hambre, los graves traumas físicos y morales de los niños de Gaza son un grito silencioso a la humanidad.

Los fuertes llamamientos del Santo Padre, el sonido desgarrador de las sirenas de las ambulancias, la movilización de la sociedad civil internacional, de los jefes de Estado y de eminentes autoridades y personalidades resuenan sin ser escuchados por quienes siguen utilizando todo tipo de armas contra quienes están desarmados y no sienten que los derechos negados son una carga indeleble de la historia, hoy como ayer. Los ojos, las lágrimas, los cuerpecitos destrozados y temblorosos de los niños de Gaza indignan y hacen gritar la necesidad de paz, que es también hambre y sed de justicia.

*Vicario de la Custodia de Tierra Santa

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