Una pensionista ha lanzado una campaña en la que pide a las irlandesas que boicoteen la tradicional misa de los domingos en protesta por la -a su juicio- discriminación que sufren las mujeres por parte de la Iglesia Católica irlandesa.
Jennifer Sleeman, de 80 años de edad y residente en la localidad de Clonakilty, en el condado sureño de Cork, pretende con esta acción denunciar la situación de "ciudadanas de segunda clase" que viven las mujeres en el seno de la Iglesia Católica.
El día decidido para que las feligresas de todo el país se queden en casa será el próximo domingo 26 de septiembre, anunció hoy Sleeman, quien aseguró "sentir que muchas mujeres están furiosas".
Entre los asuntos que molestan a las creyentes irlandesas, la activista destaca la negativa de los dirigentes religiosos a ordenar mujeres sacerdotes.
Para Sleeman esta cuestión cobra especial relevancia, dado que se convirtió de la Iglesia Presbiteriana a la Católica hace 54 años, cambiando una fe que sí ordena a mujeres por otra que se niega en redondo.
"Siento que tengo la razón de mi parte. No creo que esté sola. Siento que hay mucha gente que piensa como yo", añadió la pensionista en declaraciones a la agencia local de noticias Press Association (PA).
Otra de las razones por las que Sleeman cree que la Iglesia necesita "una profunda reforma", deriva de la reciente publicación de dos "horrorosos" informes sobre los abusos sexuales cometidos por sacerdotes católicos contra menores en Irlanda y los esfuerzos de sus superiores para ocultarlos. "Supongo que esto me llevó hasta el precipicio", concluyó. (RD/Efe)