Cantar de los Cantares: la capa del estudiante

A lo largo de cincuenta páginas web, he comentado visual y literariamente el bíblico Cantar de los Cantares. Después de una amplia introducción de quince títulos, desarrollo detenidamente los nueve capítulos del sagrado libro. Pues bien, acabo de recibir en el buzón de email una fascinante nota, enviada desde Argentina, de una muchacha en vísperas de boda que ha leído mi comentario al Cantar y me transmite sus sentimientos sobre las bellas páginas de tan hermoso, y casi desconocido, poema.

Esto escribió la enamorada novia:

Hace varios meses que leo y re-leo tus comentarios sobre el Cantar de los Cantares. Me emocionan y me parecen bellisimos. Me estoy preparando como la Novia del Cantar para mi boda que tendrá lugar el 29 de noviembre de este año con el gran amor de mi vida. Tus mensajes me resultan inspiradores, y cada domingo vuelvo a ellos. Conformamos una pareja mixta. Él Judío y yo no, y todos los bellos preparativos resuenan con tus palabras. Te agradezco mucho tu invitación a soñar, soñarme y sentirme completa. Muchos cariños,

Adriana


El Cantar de los Cantares es, ante todo, un libro de amor, amor de hombre y de mujer en diálogo. Por su fresco erotismo, alegría y ternura, candor, belleza, espontaneidad, me los imagino como desprendidos de un lienzo naïf, y se siente uno tentado a identificar a los protagonistas como Eva y Adán en el paraíso. Así como la Biblia no es un libro sino una biblioteca, el Cantar, más que una canción, es un cancionero: canciones de amor, cantos de boda. Es posible regresar en algunos al reinado de Salomón e identificar en otros fechas más recientes: primitivas colecciones fueron recreadas en nuevas estrofas...

Me vienen a la memoria unos alegres versos de tuna:

La capa del estudiante
parece un jardín de flores:
toda llena de remiendos
de diferentes colores.


Existe unidad en el Cantar (una sola capa) y variedad de situaciones, épocas, estados de ánimo (mosaico de colores). Mejor que hipotetizar un elaborado, coherente argumento para todo el libro, parece que sería razonable dividirlo en secciones e ir hilvanando poemas con sutiles, convencionales vuelos de aguja. Como las amigas de la joven Finn, en la película Donde reside el amor, que van confeccionando su colcha de boda a base de retales fervorosamente trabajados por cada una, pequeñas –pero vivas– obras de arte, que se irán ensamblando en encendido retablo de amor y de belleza.

La nota de Adriana hace referencia, sobre todo, al capítulo 3 del Cantar. Día de bodas lo titulo (pulsa aquí)
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