"¡Oye, corazón mío, los suspiros del mundo, que está queriendo amarte!" (Rabindranath Tagore).
Se lamentaba Agustín de que, seducido por la hermosura de las criaturas, lastrado el corazón en el primer peldaño de la belleza, había buscado fuera de sí lo que ya poseía en su Morada interior... Irá recorriendo todos los sentidos, cuyos deseos más hondos habría de colmar el Señor:
"¡Tarde te amé, Belleza tan antigua y tan nueva, tarde te amé! El caso es que tú estabas dentro de mí y yo fuera. Y fuera te andaba buscando y, como un engendro de fealdad, me abalanzaba sobre la belleza de tus criaturas. Tú estabas conmigo, pero yo no estaba contigo... Me llamaste, me gritaste, y desfondaste mi sordera. Relampagueaste, resplandeciste, y tu fulgor disipó mi ceguera. Exhalaste tus perfumes, respiré hondo, y suspiro por ti. Te he saboreado, y me muero de hambre y de sed. Me has tocado, y ardo en deseos de tu paz..."
"Árbol: tus hojas temblorosas me acarician el corazón como los dedos de un niño chico" (Rabindranath Tagore).
278 VIVIMOS en el mundo cuando le amamos.
75 LEEMOS MAL el mundo, y decimos luego que nos engaña.
125 EL GRANDE NACE NIÑO; y cuando muere, le da su niñez grande al mundo.
"Los que lo tienen todo, y no a Ti, Señor, se ríen de aquellos que no tienen nada sino a Ti" (Rabindranath Tagore).
73 EL TESORO DE LA CASTIDAD viene de la abundancia del amor.
162 AMOR, cuando tu mano trae, roja, la lámpara del dolor, ¡qué bien te veo la cara, y cómo comprendo que eres la felicidad!
283 EL AMOR es la vida llena; igual que una copa de vino.
71 EL HACHA del leñador pidió su mango al árbol, y el árbol se lo dio.
"La vida se nos da, y la merecemos dándola" (Rabindranath Tagore).