Nuevas terapias contra la depresión

Otros se enredan, por ejemplo, en un proceso de crecimiento que acaba eternizándose. Una deprimida amiga inició un trabajo de psicoanálisis que se anunciaba como "psicoterapia breve". Y a los cinco años tuvo que decir de malos modos adiós al profesional que la impedía retirarse, y buscar otro acompañante, porque no observaba mejoría alguna, más bien empeoraba día a día (abandonó por varios meses la enseñanza).
En las última semanas me han llegado dos interesantes informes sobre la depresión. En la revista del Colegio de Psicólogos, Marino Pérez Álvares dio a conocer la última técnica en terapia eficaz de la depresión: la "activación conductual". Se trata, en definitiva, de una corriente conductista que sugiere, más allá de la terapia cognitiva de Beck, aplicar, con rigor y flexibilidad, técnicas conductuales en un proceso que active a la persona "en la medida de sus posibilidades actuales y de acuerdo con sus intereses y valores". Lo original de este enfoque consiste, en mi opinión, en incrementar conductas que, al tiempo que modifican el entorno del paciente proporcionándole un refuerzo positivo, estas mismas actividades están enriqueciendo su estilo de pensamiento, su humor, su calidad de vida...
La otra publicación que tengo entre las manos es "Optimismo vital", de Bernabé Tierno (Temas de hoy 2007). No me estimula mucho saber que esta publicación hace el número cuarenta y cinco de los títulos editados por dicho autor. Me viene a la mente el dicho popular de que "quien mucho abarca, poco aprieta". Pero reconozco que me había enganchado el subtítulo: "Manual de Psicología positiva". Y el contenido no me ha defraudado.
Hay dos modos de enfocar la vida: con optimismo y con pesimismo. El optimista sano tiene los pies en la tierra, se propone en la vida metas claras pero sencillas y asequibles, que disfruta en las cosas más corrientes del día a día. Se siente dichoso por cuanto ha logrado, y acoge sus deseos más hermosos con la certeza de que se harán realidad. De forma consciente activa sus emociones positivas, y aprende a protegerse de las personas tóxicas, disfruta su trabajo diario, se abre a los demás porque sabe que dar y darse enriquece y construye, etc.
Fomentando esta actitud optimista se puede superar la depresión. Podría ser útil, por ejemplo, dedicar una sesión semanal con un terapeuta, a detectar pensamientos tóxicos, disfuncionales, y reconvertirlos en pensamientos, sentimientos y conductas sanas, que nos ayuden a superar la depresión. Pero, además de hablar, habrá que actuar. Se sugieren mil actividades para mejorar la autoestima y realizar comportamientos que, de rebote, potencien en nosotros ideas sanas, sentimientos de excelencia, positivas conductas. Por ejemplo, nos sugiere Bernabé Tierno:
"El ejercicio físico moderado, los paseos a buen ritmo, practicar el tai-chi, buscar el contacto con la naturaleza, realizar técnicas de relajación, ocuparse en actividades que siempre resultaron agradables, escuchar música alegre y/o relajante (existe la musicoterapia), asistir a talleres de risoterapia, buscar una razón, un porqué motivador para vivir... son buenos recursos. También se puede recurrir a la química, a los medicamentos, pero sin todo lo anterior, los medicamentos no curan."
Terminamos sugiriendo la lectura de un poema de optimismo vital: una broma para alegrar a una vieja..., de Mariano Roldán.