Cada “céntimo” de esta vida vale más de lo que pensamos.

Una moneda de 1 céntimo de euro, acuñada en Italia en el año 2002 y que resultó ser producto de un error en su fabricación, llegó a ser vendida en una subasta por la escalofriante cifra de 6.600 €.
Aun cuando gran parte de las monedas que salieron acuñadas con ese error llegaron a ser retiradas de la circulación, existe la posibilidad de que varios cientos de ellas continúen aún circulando. El valor de estas monedas en el mercado del coleccionismo numismático está fijado en 2.500 €.

Desde que salió la información, no solo coleccionistas, sino muchas más personas le dedican una mirada más atenta a los cambios que reciben, especialmente a las monedas de 1 centimo.


Non solum sed etiam.

La verdad es que a veces uno se encuentra con historias que son, o pueden ser vistas también, como alegorías de la vida.

Al igual que me pasó a mi cuando leí la noticia, seguro que más de uno ha mirado en su cartera a ver si esos céntimos de euro que tenía perdidos por ahí se asemejaban en algo al céntimo del que habla la noticia.

A veces tratamos a las personas que pasan por nuestras vidas como si fuesen monedas de un céntimo, y salvo que alguien nos alerte de que podrían encerrar más valor del aparente, por lo general, ni las miramos a la cara.
Pasan por nuestras manos, por nuestras vidas, y no perdemos ni un solo segundo en ofrecerles una mirada.

Y lo que es peor, no somos conscientes de que cualquier ser humano, por muy “céntimo de euro” que pueda tener como valor facial, su valor para nosotros puede llegar a ser infinito:
Si al final del día hiciésemos el ejercicio de repasar la moviola de lo sucedido en esa jornada encontraríamos monedas de un céntimo con gran valor: la persona que te cedió el paso, o el asiento; el que limpió la mesa en el bar antes de que tú te sentaras y nada más marcharte para que el siguiente la encontrase perfecta y lista; el que se agachó para recogerte lo que se te había caído y como ibas hablando por el móvil le dedicaste solo un gesto de gracias o algo parecido; el que te pasó su tiket de aparcamiento porque le sobraba media hora y a ti te podía servir; cuantas personas nos sirven siendo parte o no de su trabajo, ¡qué más da! Y pasan por nuestras vidas como céntimos de euro.

Tampoco se trata de obsesionarse ahora, y menos buscando encontrar ese tesoro numismático que nunca caiga en tus manos, es más bien vivir siendo conscientes de que en esta vida cada céntimo cuenta y que no sabemos cuál de todos puede acabar teniendo un gran valor para cada uno de nosotros.
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