(José Antonio Vázquez Mosquera).- En uno de sus libros más amenos, "La Nueva Inocencia", Raimon Panikkar recuerda la doble impresión, que tuvo, al visitar el Monte Athos: por un lado, descubrió el carácter atemporal, y "central", de "lo monástico" (la intuición de que el monacato es un arquetipo humano universal) y, por otra, salió con la indudable sensación de "decadencia", o de "antigualla", al observar la actual forma que revisten las instituciones monásticas.
Podría pensarse que esta impresión de "decadencia" que tuvo Panikkar es fruto de la visión subjetiva (e ignorante) de alguien que desconoce el valor de la Tradición, pero esta conclusión sólo sería posible si realmente se desconoce por completo al autor. Panikkar, además de ser un hombre moderno de un saber enciclopédico, humanístico y científico, es uno de mayores críticos de la modernidad occidental y de todos sus mitos, así como un gran amante (y conocedor) del pensamiento oriental y tradicional (sin que haya caído, afortunadamente, en el tradicionalismo). Sus intuiciones son, pues, muy dignas de tenerse en cuenta, al margen de que las compartamos o no. En este caso, además, creo que la intuición es muy certera.
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