Pluralismo y Convivencia presenta el primer Barómetro sobre religión y creencias en España ¿Adiós al 'efecto Rosalía'? Dos de cada tres jóvenes se declaran espirituales, pero al margen de las religiones institucionales
Disminuye el número de personas que se identifican con la religión católica (46%), mientras aumenta tanto el porcentaje de quienes se definen como indiferentes, agnósticos/as o ateos/as (42%) como el de quienes se identifican con religiones distintas a la católica (8%) —siendo este último el dato más alto registrado en una encuesta de ámbito estatal
Estas nuevas formas de espiritualidad, más personales y desinstitucionalizadas, se expresan a través de prácticas como la meditación, el yoga, el encendido de velas o el cuidado del vínculo con la naturaleza
La iniciativa de realizar este Barómetro se enmarca en el II Plan Nacional de Derechos Humanos, concretamente en la medida 149, recogida en el objetivo de promover un mayor reconocimiento de la libertad religiosa y de la convivencia entre diferentes creencias
La iniciativa de realizar este Barómetro se enmarca en el II Plan Nacional de Derechos Humanos, concretamente en la medida 149, recogida en el objetivo de promover un mayor reconocimiento de la libertad religiosa y de la convivencia entre diferentes creencias
La Fundación Pluralismo y Convivencia (FPyC) ha presentado este martes el primer Barómetro sobre religión y creencias en España (BREC). Se trata de un estudio que tiene como propósito ofrecer, cada dos años, un análisis riguroso y actualizado sobre la relación de la sociedad española con la religión y las creencias, así como evaluar el estado actual de la libertad religiosa en el país y conocer la opinión de la ciudadanía respecto al papel del Estado en la garantía de este derecho.
Los resultados de la primera oleada del BREC -4.742 entrevistas online realizadas en el mes de marzo- confirman una tendencia que ya había sido señalada anteriormente por otras encuestas de ámbito estatal: disminuye el número de personas que se identifican con la religión católica (46%), mientras aumenta tanto el porcentaje de quienes se definen como indiferentes, agnósticos/as o ateos/as (42%) como el de quienes se identifican con religiones distintas a la católica (8%) —siendo este último el dato más alto registrado en una encuesta de ámbito estatal—. Además, el nivel de práctica religiosa es bajo: aunque el 54% de la población española se adscribe a alguna religión, sólo el 17% mantiene una práctica regular.
Los datos reflejan también un debilitamiento significativo en la transmisión religiosa y un desplazamiento de la religión entre los factores que dan sentido a la vida. De todas las dimensiones analizadas, la religiosa ocupa el último lugar, por debajo de valores como el crecimiento personal, el contacto con la naturaleza o las mascotas.
Más allá de estas cuestiones, el Barómetro se ha diseñado con el objetivo de explorar la emergencia de nuevas formas de espiritualidad y su relación con el hecho religioso, un fenómeno hasta ahora poco estudiado, pero clave para comprender las transformaciones del panorama religioso contemporáneo y sus implicaciones, también desde el punto de vista de la gestión pública.
Espiritualidad al margen de las religiones institucionales
En este sentido, el BREC refleja que, si bien la juventud española se muestra cada vez más abierta a lo espiritual, lo hace al margen de las religiones institucionales. El 61% de las personas de entre 18 y 24 años no se identifica con ninguna religión; el 27% se declara agnóstico/a; el 21%, indiferente; y el 13%, ateo/a. Sin embargo, el 31% de los jóvenes afirma creer en algún tipo de realidad espiritual o fuerza vital; un 29% dice creer mucho o bastante en la astrología; y un 23%, en la videncia. Estos porcentajes son notablemente superiores a los del resto de franjas de edad.
Aun así, el Barómetro también muestra que esta tendencia no se limita a las personas más jóvenes. En el conjunto de la población, un 20% de quienes declaran no tener creencias religiosas se definen como personas espirituales sin pertenecer a ninguna confesión. Además, un 35% considera que puede existir algún tipo de realidad espiritual o fuerza vital, o cree en el poder de la naturaleza y la madre tierra. Entre las personas agnósticas la creencia en el poder de la naturaleza y la madre tierra asciende al 56%.
Estas nuevas formas de espiritualidad, más personales y desinstitucionalizadas, se expresan a través de prácticas como la meditación, el yoga, el encendido de velas o el cuidado del vínculo con la naturaleza. No implican un retorno a la religión tradicional, sino una búsqueda de sentido y conexión en un contexto de cambio cultural y generacional, donde lo espiritual se entrelaza con la búsqueda de bienestar personal y la relación con el entorno natural.
La laicidad, una garantía para la libertad religiosa
El BREC ofrece también información relevante sobre la percepción de la libertad religiosa en España: dos de cada tres personas consideran que se puede ejercer este derecho sin dificultad, y la religión figura entre los motivos que generan menor percepción de discriminación.
Asimismo, más de la mitad de la población apoya que se promuevan las condiciones necesarias para garantizar el ejercicio efectivo de la libertad religiosa en sus distintas manifestaciones (enterramientos, lugares de culto, asistencia religiosa o menús escolares).
Los datos también señalan que una amplia mayoría (71%) ve en la laicidad una garantía para el derecho fundamental a la libertad religiosa, así como que existe un amplio consenso en torno a la separación entre religión y política. De hecho, predomina el rechazo a la enseñanza confesional de la religión en los centros educativos públicos y el apoyo mayoritario a una asignatura sobre historia y cultura de las religiones sin orientación confesional.
En cuanto a la simbología religiosa en espacios públicos, solo una minoría se muestra favorable a mantener de forma generalizada la simbología religiosa estática en edificios y espacios oficiales (20%). Más baja aun es la cifra (14%) de quienes están a favor de prohibir los símbolos religiosos personales en todos los espacios públicos
En cuanto a la simbología religiosa en espacios públicos, solo una minoría se muestra favorable a mantener de forma generalizada la simbología religiosa estática en edificios y espacios oficiales (20%). Más baja aun es la cifra (14%) de quienes están a favor de prohibir los símbolos religiosos personales en todos los espacios públicos.
No obstante, el Barómetro revela que entre las personas pertenecientes a confesiones distintas de la católica el grado de dificultad percibido para ejercer la libertad religiosa es mayor en todas las situaciones analizadas. Asimismo, la proporción de creyentes de minorías religiosas que dice haber sufrido algún incidente motivado por sus creencias en el último año triplica la del conjunto de la población (36% frente al 12%).
Los datos muestran una valoración social negativa de la mayoría de las religiones (solo el catolicismo y el budismo superan el aprobado técnico de la ciudadanía). Unos resultados que apuntan a la necesidad de reforzar las iniciativas de diálogo y conocimiento mutuo en torno a la diversidad de creencias y convicciones en favor de la convivencia, que es precisamente el objetivo de la Fundación Pluralismo y Convivencia.
Una aportación pionera
La iniciativa de realizar este Barómetro se enmarca en el II Plan Nacional de Derechos Humanos, concretamente en la medida 149, recogida en el objetivo de promover un mayor reconocimiento de la libertad religiosa y de la convivencia entre diferentes creencias.
El proyecto está impulsado por la Fundación Pluralismo y Convivencia (FPyC), un organismo público cuya misión consiste en favorecer las condiciones necesarias para el ejercicio efectivo del derecho a la libertad religiosa, conforme a lo establecido en la Constitución española y en la legislación vigente.
La adecuada gestión pública de la diversidad religiosa requiere información fiable y actualizada que permita comprender las dinámicas sociales vinculadas al hecho religioso. En este sentido, el BREC constituye una aportación pionera por la amplitud y el diseño de su muestra, que permite obtener una representatividad suficiente de las minorías religiosas para conocer su realidad.