"Para los humanos de buena voluntad la paz es la paz del corazón" Navidad es renacer para creyentes y no creyentes

Navidad
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"Lo más propio nuestro es nuestro cuerpo,  nuestra corporalidad como conciencia de armonía, como conciencia de relacionarnos con todo lo que nos rodea en sagrado respeto porque la conciencia es sagrada"

"El Hijo de Dios asumió nuestra corporalidad desde la entrañas de su jovencita madre María, para revelarnos que somos humanos para servirnos unos a otros, que servir es aprender a salir de sí mismo para crecer con los demás"

“El verdadero lugar del nacimiento es aquel donde por primera vez nos miramos con  una mirada inteligente” Adriano  Augusto  

“Para nacer he nacido”. Pablo Neruda

“Necesitas nacer de nuevo”. Jesús a Nicodemo

También dice la biología que cada cuatro años cambia todo nuestro sistema de células.  La madre naturaleza  cambia  de instantes en instantes. En esta fascinante realidad siempre está ese algo que permanece, el mar es distinto cada día, y siempre es el mismo.  Tú eres el mismo desde las entrañas de tu madre.  Conservas el mismo nombre.  El reino de la flora y fauna se mantiene  siempre, igual en sus propios quehaceres. Sin embargo cuando nacemos entra la pregunta ¿qué irá hacer de este angelito?  Nos cambiamos de oficios, de trabajos, de religión, de política, nos jubilamos en este mundo del cambia todo cambia.  

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Nuestra historia humana nos desnuda en la realidad desde “Caín que mata a su hermano Abel”  tales instintos malévolos  lo hemos mantenido invariablemente,  y en diversas formas de someter a los demás a nuestra voluntad.  Nos hemos ensangrentado por la libertad pero siempre esclavos de nuestras ambiciones  (eufemísticamente  la disfrazamos de “progresos”).  Los horrores sociales han derivado en nefastas consecuencias mundiales, depredando nuestra propia casa común.

Las evidencias de estos hechos anclan la pregunta: ¿ “Los dioses insatisfechos”, como los llama el distinguido historiador Yubal Harari, diríamos también, los enjaulados de sus soberbias, de sus cegueras,  cómo podrían  liberarse de sus propias cadenas mentales, de sus indiferencias a sus propias conciencias? 

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Pese a ello oteamos  que “la salida es hacia dentro”:  Lo más propio nuestro es nuestro cuerpo,  nuestra corporalidad como conciencia de armonía, como conciencia de relacionarnos con todo lo que nos rodea en sagrado respeto porque la conciencia es sagrada,  como conciencia de esfuerzos comunes, de colaboraciones. Nuestra corporalidad no está diseñada para destruir, por nuestra corporalidad expresamos afectos, emociones y nos procreamos.

Navidad es para renacer para creyentes y no creyentes pues para los humanos de buena voluntad  la paz es la paz del corazón.  Esta verdad sublime  la anunció el lucero celestial que el Hijo de Dios asumió nuestra corporalidad desde la entrañas de su jovencita madre María, para revelarnos que somos humanos para servirnos unos a otros, que servir es aprender a salir de sí mismo para crecer con los demás. El acto supremo de servir de Jesús al lavarle los pies de sus discípulos,  de nutrir nuestra conciencia con su cuerpo y con su sangre,  sanó las enfermedades que subyugaban pues vino a liberar a los oprimidos.   El clamor de Jesús es renacer desde el amor como el sol que brilla para buenos y malos.

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Esta Navidad, Religión Digital

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