Burke, Sarah, Müller: Una visión estatalista del Papado está en la base de la rebelión Póstumo 'impeachment' a Francisco: ¿es posible la involución?

Müller y Burke
Müller y Burke

Últimamente, algunos polémicos cardenales rebeldes, con Burke, Sarah y Müller al frente, visualizaron la punta del iceberg. Los tres citados son hoy electores y elegibles. El silencioso descontento se elevó a ostentosa protesta y amenaza

Resultó imposible un impeachment contra Bergoglio. Sus iniciativas doctrinales y disciplinarias no eran revolucionarias. Su prestigio entre creyentes y resto del mundo no decayó. El mero intento de censurar a Bergoglio resultó ineficaz. A los jerarcas rebeldes sólo les quedó esperar a un nuevo Cónclave, el de este mes de mayo

El sueño de Nabucodonosor, invasor de Israel. Daniel lo descubre e interpreta (Dan 2, 31ss). Gigantesca estatua de metales preciosos. Sus pies, parte de hierro y parte de arcilla. Cayó una piedra sobre sus pies y pulverizó toda la estatua. Desaparecería el rey y su reino.

Especial Papa Francisco y Cónclave

A partir del siglo VIII, la Iglesia Católica Romana fue erigiéndose en un reino más, a imagen de los vecinos pueblos de entonces. Sobre todo, lo consumó Gregorio VII, monarca absoluto, en lo terrenal y en lo espiritual. El papa Sixto V, siglo XVI, organizó la Curia como cualquier otro estado renacentista. La agregación del continente americano al patriarcado de Occidente, con sede en Roma, dio alas al Papado. El carácter monárquico absolutista del jefe de la Iglesia Católica permaneció inmutable, incluso después de la Revolución Francesa y después de la pérdida de los Estados Pontificios en 1870. Lejos quedaba el “mi reino no es de este mundo" (Jn 18,36s). El obispo de Roma era y es Papa-Rey.

Cónclave
Cónclave

El jefe del Vaticano, y por ende de la Iglesia Católica, no es elegido democráticamente. Su endogámica elección es futo de un acuerdo entre notables designados por la jefatura del mismo Vaticano. Ni siquiera participa la Curia. Pero ese jefe, el Papa, se hace cargo de un acerbo de dogmas, doctrinas, costumbres y responsabilidades que no son aleatorias ni prescindibles. El verdadero cauce de maniobra debería estar en una constitución "sui generis" llamada Cristianismo. Más exactamente, Jesuanismo. Porque, por encima de la jefatura del Estado de la Ciudad del Vaticano está la presidencia servicial de la Iglesia fundamentada en Jesús de Nazaret.

Últimamente, algunos polémicos cardenales rebeldes, con Burke, Sarah y Müller al frente, visualizaron la punta del iceberg. Los tres citados son hoy electores y elegibles. El silencioso descontento se elevó a ostentosa protesta y amenaza. No sólo a causa de pontificios procedimientos de gobierno o manifestaciones extraoficiales. También por básicas doctrinas y disciplinas propugnadas por Francisco en sus encíclicas. Han osado retar al Papa exigiéndole explicaciones y rectificaciones de los reales o aparentes cambios.

Cardenales
Cardenales

Una visión estatalista del Papado está en la base de la rebelión. La configuración histórica del Vaticano y de la Iglesia Católica da alas al disenso. Constituidos en autoridad y dignidad, los rebeldes se consideraron legitimados para controlar al jefe, aupado por ellos mismos a la sede de Pedro. Se consideraron garantes de la permanencia y ortodoxia de la Iglesia. Y estarían dispuestos a avalar una deposición en aras de la puridad de la institución. El impeachment.

Ya Juan XXIII estuvo sometido a semejantes presiones. El cardenal Ottaviani llegó a idear la deposición de Roncalli por motivos análogos a los ventilados con Bergoglio. Teólogos salmantinos del siglo de oro fundamentaban tal atrevida propuesta. Si el Papa era declarado hereje, debía ser depuesto. Pero, en nuestra Iglesia monárquica y piramidal ¿quién controla al monarca, al ungido?  Los electores se creen responsables y dueños del elegido. Los cardenales rebeldes (y los numerosos jerarcas que los secundan) apelan a la doctrina y a las costumbres. ¿Se incluyen los dogmas? ¿Sólo la disciplina? El legado de Jesús fue recibido, transmitido e interpretado de forma no unívoca. Incluso, tendenciosa y oportunista. Prueba de ello son las diversas sectas cristianas y los diversos evangelios y escritos antiguos, canónicos o apócrifos.

Resultó imposible un impeachment contra Bergoglio. Sus iniciativas doctrinales y disciplinarias no eran revolucionarias. Su prestigio entre creyentes y resto del mundo no decayó. El mero intento de censurar a Bergoglio resultó ineficaz. A los jerarcas rebeldes sólo les quedó esperar a un nuevo Cónclave, el de este mes de mayo. Es lo que sucedió con Roncalli cuando estaba en el punto de mira del Santo Oficio. Y es que la muerte allana, iguala, incluso canoniza. Pero, a rey muerto, rey puesto. Cabe la involución. Para conjurarla, Bergoglio utilizó las tradicionales armas. Creación de nuevos electores afines. Cuatro de cada cinco electores. Improbable el póstumo impeachment.

Celso Alcaina fue oficial del Vaticano con Pablo VI. 

Es autor del libro Roma Veduta. Monseñor se desnuda.

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