"La Resurrección ha marcado un 'después' en este tiempo de impass en nuestras vidas" Silvia Martínez Cano: "En esta Pascua online, atípica, me ha surgido la necesidad de compartir el lenguaje de la música"

"Piedad", Silvia Martínez Cano
"Piedad", Silvia Martínez Cano

"Como artista, dedico tiempo a hacer imágenes con la tableta, dibujar sobre papel o simplemente abocetar, a falta de poder ir al taller a completar los proyectos que dejé a mitad"

"Hemos comprendido lo que significa vivir plenamente la vida desde la praxis del amor"

"Nuestra persistencia sostenida por el Resucitado es una provocación, una ruptura de fronteras, una nueva economía de lo gratuito, una esperanza escatológica que proclama desde los balcones o las videoconferencias que siempre hay alternativa en tiempos de desesperanza y soledad"

Lo bueno de estar en casa en estos días raros es que puedes dedicar (a veces, entre lavadoras, peleas de adolescentes y correos de alumnado) más tiempo a alguna de tus pasiones. Yo, además de teóloga, soy artista (www.silviamartinezcano.es) y dedico tiempo a hacer imágenes con la tableta, dibujar sobre papel o simplemente abocetar, a falta de poder ir al taller a completar los proyectos que dejé a mitad. Pero otra de mis pasiones es la música. Y digo que es otra de mis pasiones porque me encanta escuchar música y cantar canciones a todas horas. La música es otra forma de comunicación, un lenguaje tan emocional e intenso que a veces creo que expresa mucho mejor las cosas que cuando me siento a escribir y conceptualizar nuestra vivencia en general de la vida, y de la fe en particular.

A raíz de la experiencia que he vivido con mi comunidad cristiana de celebrar una Pascua “online” del todo atípica, me ha surgido la necesidad de compartir otro lenguaje con ellos. Por eso, he elegido este lenguaje musical, aquel que habla en sílabas y sonidos ordenados en poesía y melodía y en el que nos sentimos muchos cómodos. La vivencia de la Pascua online, a través de las redes, tejiendo hilos conectados, como se puede ver en la imagen, ha fortalecido una red de personas que se llamaban a sí mismas comunidad. Una red formada de todas las experiencias de fe que se entremezclan con la intuición de que nuestro Dios nos acompaña en todo momento.

"Soledad en verano", obra de Silvia Martínez Cano
"Soledad en verano", obra de Silvia Martínez Cano

La celebración de la Resurrección de Jesucristo ha marcado un “después” en este tiempo de impass en nuestras vidas. Y lo ha hecho porque hemos caído en la consciencia clara y lúcida de que somos “espacio de salvación” para otros, pues nuestra mirada se ha abierto al Resucitado como hicieron las mujeres en el sepulcro (Lc 24,8). Hemos comprendido lo que significa vivir plenamente la vida desde la praxis del amor. Somos espacio de salvación pues la praxis resucitada nos pone en situación de salir de nosotros y reconocer que nuestra salvación es comunitaria, que puedo decirle al otro que es valioso para mí y sentirme reconfortado y reconocido en él o ella.

Y al multiplicar esta praxis la red, misteriosamente, se extiende, se fortalece y se multiplica en todas direcciones y con una creatividad infinita. Abrir los ojos, como María de Magdala, Juana, María y las otras mujeres, es creer que la resurrección es una insurrección, un alzamiento de la comunidad frente al mal que nos rodea, una tormenta a punto de estallar (Blanco Piñata, Octubre), que mojará la tierra y hará germinar lo que está enterrado en ella. El pueblo de Dios, los que por el bautismo somos hijas e hijos queridos y abrazos por Dios, nos levantamos, nos revelamos contra ese mal que parece que tiene la última palabra en estos tiempos. Es la fe la que nos devuelve la consciencia de que las cosas que nos preocupaban antes han quedado en segundo plano (Rozalén, Mi Fe) y nuestra mirada se abre a unas prioridades diferentes.

"La espera", obra de Silvia Martínez Cano
"La espera", obra de Silvia Martínez Cano

"Creer que la resurrección es una insurrección, un alzamiento de la comunidad frente al mal que nos rodea"

Desde el confinamiento, lo que se hace visible a la nueva mirada nos pregunta si la paz que nos ofrece la Resurrección del Crucificado puede con la guerra que tenemos desatada en este mundo (Shinova, Guerra y paz). La Resurrección de Jesucristo nos provoca una subversión de la realidad, una nueva narración de la realidad. Una narración que busca dibujar una “vida vivible”, para los demás, para mí y a pesar de mí. ¿Vivir una “vida vivible”? Sí, aquella que se vive en dignidad. Una vida sanada por la presencia amorosa del otro cuando proclamamos como las mujeres del grupo de Jesús que puede contar con nosotros y nosotras hoy, aquí, ahora (Wilco, Jesus, etc.).

Cuando levantamos (Álvaro Fraile, Anda, levántate y anda), cuando sostenemos (Laura Marling, A Hard Rains´s A -Gonna Fall), cuando consolamos, cuando acompañamos con la dulzura del pequeño gesto tierno (Vetusta Morla, Maldita dulzura). En las redes que vamos tejiendo estos días, el 90% virtuales pero no por ello menos reales, descubrimos que la praxis resucitada que compartimos se despliega a borbotones, como amor desproporcionado, gratuito, expresado en la compra que hago a la vecina o esos mensajes de wasap que todos los días envío a mi amiga médico para darle ánimo cuando va al hospital a hacer su trabajo lo mejor que puede (Los secretos, A tu lado). La resurrección “insurrecta” se vive en comunidad, pues nos reconocemos como los de Emaús en el signo de Jesús (Lc 24, 30-32) donde se comparte a sí mismo y al participar, nos compartimos nosotros mismos.

Despliegue de pinturas de Silvia M. C. en su web
Despliegue de pinturas de Silvia M. C. en su web

Pero, además, la resurrección insurrecta de Jesucristo y su comunidad, tiene un tercer momento, un volver al mundo, un despertar (Ixcis, Despiértame) del corazón, un caminar por el río de la vida (Green Valley, El río de la vida) desde la bondad y no desde la competitividad. Signo, comunidad y misión están profundamente unidos en la Resurrección, pues somos testigos de su Amor (Lc 24,48). Permanecer en el caminar comunitario y en la misión (Álvaro Fraile, Permanecer) es hacer una red mayor, es trabajar persistentemente en construir para todos un “vida vivible” (Brotes de Olivo, En comunidad Resucitamos). Nuestra persistencia sostenida por el Resucitado es una provocación, una ruptura de fronteras, una nueva economía de lo gratuito, una esperanza escatológica que proclama desde los balcones o las videoconferencias que siempre hay alternativa en tiempos de desesperanza y soledad. Este es el poder de nuestro Dios, del que participamos y nos alimentamos (Alabama Shakes, Hold on), que se sitúa en la frontera para traspasarla, tender puentes y transformar la precariedad en vindicación y en oportunidad (Lori Meyers, Siempre brilla el sol).

En comunidad resucitada nos apoyamos unos a otros, aceptamos nuestras dificultades y nuestros errores. Sabemos que Dios nos ama, ¡nos ama tanto! que no repara en nuestras limitaciones (Brittany Shadow, He loves me), pues confía en nuestra creatividad para dar solución a las injusticias que nosotros mismos provocamos en este mundo azotado de tantos males (La Raíz, La Hoguera de los Continentes). El amor de Dios nos espera en Jesucristo (Alabama Shakes, Shoegaze), para ser artífices de estructuras de gratuidad en el mundo. Para dar a luz un mundo que necesita urgentemente la insurrección de la Resurrección.   

Aquí os dejo la playlist de esta Resurrección enredada. (Fruto de muchas voces, a las que agradezco su sabiduría musical), porque estamos enredados con lo poco que somos pero también con todo el potencial que se aloja en nosotros. Solo en Jesucristo, solo en Él, la red se llena de peces grandes - ¡153!- y no se rompe (Jn 21, 11) (Brotes de Olivo, En comunidad resucitamos). Solo en la insurrección de la Resurrección nos constituimos comunidad para el mundo. Recemos en nuestros laberintos interiores (Chico Pérez, En mi laberinto) para encontrar la Belleza, la de la música que nos lleva a Dios, la Justicia, la que traza redes más fuertes e insurrectas que construyen otro mundo, y la Esperanza, que el Resucitado instala en nuestros corazones.

Obra de Silvia Martínez Cano
Obra de Silvia Martínez Cano

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