J.A. MONROY
Villarrobledo es un pueblo enclavado en la provincia de Albacete, en plena llanura de La Mancha. Son conocidas sus cerámicas, celebrados sus vinos y famoso el queso manchego que produce. Ahora anda por los 30.000 habitantes, según he podido averiguar.
Cuando en 1936 estalló en España la guerra incivil, uno de tantos hombres asesinados en Villarrobledo por las autoridades de Franco dejó viuda a una mujer llamada Viviana Martínez. Tenía entonces 27 años. Esta mujer, respirando odio y amenazas contra los asesinos de su marido, dejó Villarrobledo y se trasladó a Sevilla con la madre. Allí tuvo lugar su conversión a la fe de Cristo en la Iglesia que pastoreaba José Martínez. Fue una conversión profunda, auténtica, revolucionó la vida de Viviana. Poco después dijo a su madre:
-“Madre, estoy pensando en volver a Villarrobledo”.
“Hija, allí nos matarán. Asesinaron a tu marido acusado de rojo, y si ahora vamos convertidas en protestantes, imagínate la que se puede armar”.
Puede leer aquí el artículo completo de este escritor y conferenciante internacional de fe protestante titulado Mujeres evangélicas en prisión por su fe