Capio, cepi, captum: coger, tomar, apoderarse.

Hasta hace poco fui profesor de latín en 4º de ESO, experiencia muy enriquecedora para mí, tanto en lo personal como en lo profesional. Ser profesor de una asignatura del nivel del latín, pero tan denostada como lo ha sido, sobre todo por la nula utilidad que parecía tener, me puso en la pista de un modo de enseñar y de relacionarme con los alumnos diferente al de las otras asignaturas que he impartido. Lo primero que tenía que lograr era captar la atención de los alumnos, hacer que en conocimiento de una lengua tan extraña les resultara interesante. Para ello les proponía la etimología de palabras que suelen utilizar pero de las que desconocen el significado original, normalmente latino, que tienen en la lengua, llegando por extensión al campo semántico y a todo la familia lingüística.

A veces lo hacía con términos impactantes, como cadáver, acrónimo latino de caro data vermis, carne dada a los gusanos. Otras veces con términos que estaban en su propia vida, como el nombre de un modelo de coche cuyo significado era "ir más allá", exeo. En ocasiones, también, con términos más usuales, como el famoso en Murcia alioli (alium oleum, ajo aceite), o el Spa, que no es inglés sino acrónimo latino: Salutem per aquam, salud por medio del agua. En fin, que primero hacía una captatio benevolentiae pupilli para después poder acceder a un conocimiento más profundo de la lengua que nos llevara a profundizar en la realidad de su propia vida. Con este sistema se consigue que algo quede, incluso a los que poco estudian. No son pocos los que aun, cuando me ven, me hacen el saludo "ave magister", y eso se quedará en ellos de por vida.

Hoy quiero dar una pequeña clase de latín que nos puede ayudar a comprender mejor el mundo en el que vivimos y hacia el que, por desgracia, nos encaminamos a paso raudo y sin miramientos. La tercera conjugación latina es la de los verbos de tema en i. Se llama así porque esta vocal es la que los identifica. Entre estos verbos hay uno que se enuncia capio, cepi, captum. Es la forma tradicional, enunciar la primera persona del singular del presente, la primera del singular del perfecto y el supino. Mediante el enunciado, el alumno debe saber conjugar el tiempo completo. El significado puede no saberlo, sobre todo porque ahora no insistimos tanto como en nuestros tiempos en la memorización, pero es fácil saberlo porque ha dado en castellano palabras que fonéticamente son parecidas. Así, aunque el alumno no sepa que significa coger, sí puede sonarle la derivación del supino: captación o capturar. Esta última forma parte de su léxico a partir del lenguaje informático, como en captura de pantalla. De este modo llegamos a algo que el alumno vive y así recogemos, captamos, su interés y es muy probable que este término lo recuerde cada vez que realice una captura de pantalla en su smartphone.

Y ahora viene (seguro que lo recuerdan muchos alumnos) la aplicación a un hecho actual. Resulta que hay una empresa de servicios sanitarios que se está haciendo con todos los hospitales privatizados en España, especialmente en aquellas comunidades autónomas donde gobierna un partido político con el que tiene evidentes relaciones de consanguinidad familiar e ideológica. Esta empresa, como no podía ser de otra manera, se llama Capìo. Se dedica a gestionar hospitales que antes eran públicos llevándose una comisión por ello. Además, gestiona las compras y ventas de material y se encarga de los servicios externalizados de la sanidad pública. Es decir, se dedica a coger, tomar y apoderarse, como su etimología indica, aquello que es de todos y que se genera con el trabajo de todos y lo convierte en algo particular, privado. Se apropia y apodera de lo que es de todos; captura la riqueza colectiva y la convierte en riqueza privatizada. Y todo esto lo hace con la ayuda inestimable de los políticos de ese mismo partido al que pertenecen los gestores de Capio, llegando incluso a tener la desfachatez de ser familiares directos de estos mismos.

Se trata de un modelo que se está imponiendo a marchas forzadas aprovechando el noqueo social que supone la crisis. Mientras la gente anda preocupada por si puede pagar la hipoteca, por si pagará la luz este mes o por si llegará el sueldo a final de mes, estos carroñeros se apoderan de todo lo que se pone a tiro. Primero fue el territorio para especular con la construcción, después la riqueza del erario mediante la especulación con la deuda pública y ahora ha llegado el turno a la sanidad, la educación y las pensiones. Es un plan perfectamente organizado para expoliar todo lo público, común y colectivo y hacerlo privado, de unos pocos. Capio, como su propio nombre indica, es el medio que tienen los de siempre para apropiarse de lo de todos, haciéndolo a manos llenas, posible origen etimológico sánscrito del término kapati. En fin, que nos roban y nos dejamos robar. Dejamos para otro día otro término interesante y que también habrá que aplicar: rebello.


*A todos los alumnos de aquellos maravillosos cuatro años de latín en el Sagrado Corazón.


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