La casa de la verdad

En este mes de octubre en que comienza el curso en la Universidad, deseo proponeros algunas reflexiones que ayuden, sobre todo, a profesores y alumnos de esa institución tan querida. Durante muchos años, antes de llegar a Tarragona, mi dedicación a las aulas ha sido muy intensa, lo que me permite sentirme muy cercano al mundo universitario, aunque ahora no pueda dedicarme a él como quisiera. Contamos en nuestra archidiócesis con el Instituto Superior de Ciencias Religiosas "Sant Fructuós", y con la Universidad civil Rovira i Virgili: dos instituciones universitarias en la que muchos de estudiantes se preparan para afrontar el futuro de sus vidas.

No abordaré el tema sólo desde mi experiencia, sino partiendo de las palabras que dirigió Benedicto XVI a jóvenes profesores en el encuentro de El Escorial, dentro de la Jornada Mundial de la Juventud. Era la primera vez que en jornadas de este tipo se había previsto específicamente un acto así y al Papa confesó que “esperaba con ilusión este encuentro”. No podía ser de otro modo: Josep Ratzinger, antes de ser Papa, había sido catedrático de varias universidades alemanas en facultades de Teología y es doctor honoris causa por muchas otras. Podía hablar con autoridad y lo hizo con su facilidad para resumir las ideas esenciales de su mensaje.

En su breve parlamento a un profesorado que se le mostró entregado, el Papa hizo dos citas clásicas. Una de Platón: “Busca la verdad mientras eres joven, pues si no lo haces, después se te escapará de las manos”. Y otra de Alfonso X el Sabio, rey que definió la Universidad como “ayuntamiento de maestros y escolares con voluntad y entendimiento de aprender los saberes”. Haciendo una consideración propia, a partir de estas ideas, Benedicto XVI dijo que la institución universitaria es “la casa donde se busca la verdad propia de la persona humana”.

La búsqueda de la verdad es una consecuencia de su creencia de que esta verdad existe, en contra de las doctrinas relativistas y escépticas. La referencia a la persona humana es importante. El Papa dijo a sus oyentes, profesores, que no sólo están llamados a formar profesionales, que no sólo deben velar por la capacitación técnica de sus alumnos, sino que han de mantener un anhelo más alto, el de formarlos integralmente como personas, y enseñarles a amar la verdad, considerando el amor como parte esencial en esa búsqueda de la verdad de las cosas.

Cuando Ratzinger enseñaba en la Universidad estalló el Mayo de 1968, caracterizado por la contestación en las aulas y en las calles. Todo era puesto en cuestión, desde la existencia misma de la verdad, hasta la función docente. Con su prudencia y sencillez características, el entonces joven profesor supo dialogar con todos y sus clases se llenaron como siempre, para oír de su boca lecciones inolvidables para quienes tuvieron la suerte de ser sus alumnos.

En su ancianidad, el Papa sigue enseñando. Su cátedra es ahora la de Pedro y su aula el mundo entero. No desaprovechemos la ocasión de atender a sus palabras, de leer sus escritos y acompañarle con la oración en su servicio a Dios y a la humanidad.

† Jaume Pujol Balcells
Arzobispo metropolitano de Tarragona y Primado
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