Ejemplar tormento del Papa

No sé si la expresión nació en otro momento, pero el actual Papa la ha difundido por todo el mundo. Después de visitar el campo de exterminio montado por los nazis en el enclave polaco de Auschwitz, ha planteado como problema "el silencio de Dios" ante el Holocausto.

Se trata de una aplicación especialmente trágica y difícilmente comprensible del gran interrogante: si Dios existe, y si Dios es bueno, ¿cómo permite el mal? Si no lo he leído mal, el Papa ha pronunciado en público estas palabras: "En aquellos días, ¿dónde estaba Dios? ¿Por qué calló? ¿Cómo pudo tolerar aquella enorme destrucción, aquel triunfo del mal?".

Un Papa capaz de hacer esta reflexión en voz alta me merece un gran respeto. Porque coincide con una profunda inquietud que siempre han sentido los creyentes, y que para los no creyentes es una prueba de la inexistencia del Dios cristiano. No se trata solo de Auschwitz. Existe el asesinato diario de muchos inocentes, los crímenes que se producen constantemente en guerra y en paz, los millones de niños que mueren de hambre, tantas y tan terribles desgracias que afectan a una humanidad creada por él. Si Dios lo sabe todo y lo ve todo, ¿cómo puede ignorar el sufrimiento de los seres humanos? Y si es omnipotente, si lo puede todo, ¿por qué lo tolera en lugar de impedirlo?

Algunos teólogos han dado diversas explicaciones, que encontrarán satisfactorias, pero que parecen excesivamente retorcidas. Como que Dios ha concedido a sus "hijos" el don de la libertad, allá ellos. Después de crearlos, Él se hace "ausente". Los humanos serían los únicos responsables del bien y del mal que puedan hacer. Si aplicásemos un criterio parecido en el mundo laico, la indiferencia de los padres ante los crímenes cometidos por sus hijos sería escandalosa. El sufrimiento sería obligado.

El Papa ha dicho que, personal y teológicamente, le atormenta el exterminio de los judíos. Porque seguramente recuerda lo que proclama la doctrina: no se mueve una hoja sin que Dios lo quiera.

Josep Maria Espinás
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