Exito de la PEJ y de monseñor Barrio

Exito organizativo. De la mano de un cura joven, pero ya suficientemente bregado. Javier Porro lleva camino de emular a Salvador Domato, el organizador de la JMJ de Compostela de 1989 y de la próxima visita papal a la ciudad del Apóstol. Basta ver al cura Javier para darse cuenta de que conoce y conecta con la juventud. Y es que otra de las virtudes de Don Julián es saber delegar y rodearse de buenos colaboradores.
Exito de participación. Porque la humildad atrae y a la PEJ llegaron jóvenes de todas las diócesis españolas. Con sus obispos a la cabeza. Un claro signo del aprecio que el episcopado (en pleno en Santiago) siente por el arzobispo compostelano. Un líder dulce y sin ansias de poder. Y con una espiritualidad contrastada. "Es de los obispos que cre en Dios", me decía un canónigo que los ha visto de todos los colores.
Exito mediático de la mano de Silvia Rozas, una joven gallega que, desde hace años, lleva las riendas de la política de comunicación del arzobispado. Con tino y soltura. Y, sobre todo, con profesionalidad.
Un evento cívivo, multitudinario y espectacular. Y que, sin embargo, no saltó a los medios nacionales. Primero, porque en los diarios de papel hay cada vez menos espacio para lo religioso serio. Prima el morbo y el espectáculo. Pero también, porque la Iglesia tiene que esforzarse más en "vender" sus eventos. Por ejemplo, invitando a los periodistas especializados. Y si no les pagan sus medios (porque no les interesa), sufragarles el viaje y la estancia. Y posibilitarles el acceso a obispos y cardenales. Sin restricciones.
Hay que romper como sea el "techo de cristal" de los grandes medios. Y para eso, los altos eclesiásticos tienen que preparar un mensaje catequético para los cercanos y un mensaje mediático para los alejados, para los medios de comunicación. Los obispos tienen que acostumbrarse a dar titulares. Sin titulares no hay noticia. Y si ellos son incapaces de buscar una frase redonda, corta e impactante, que se la pidan a sus delegados de medios.
¿Cómo es posible que estando en Compostela varios cardenales españoles y curiales (Rylko, Cañizares), no se hayan celebrado varias ruedas de prensa con ellos? Porque una cosa es la dinámica interna con sus catequésis y sus eventos. Y otra, la mediática. O le damos los mensajes masticados a los medios o no salimos en ellos. Eso sí, después nos quejamos de lo malo que son los medios. Lo más fácil siempre es matar al mensajero.
Hay que exponerse. Salir del cascarón. Abrirse a los periodistas. No tenemos nada que ocultar y mucho de lo que presumir. Ya es hora de que vayamos aprendiendo a utilizar las rendijas de los grandes medios, por las que todavía podemos colar los mensajes de la Iglesia católica. Llega a mucha más gente una entrevista en cualquier medio que una catequésis por muy abarrotada que esté la iglesia. Los obispos tienen 1que perder el miedo a jugar fuera de casa. Los de dentro ya están convencidos. Hay que llegar a los alejados. España es ya país de misión. Y sin los medios de comunicación no podemos misionar.
José Manuel Vidal