Müller, ¿un teólogo de la Liberación en el ex Santo Oficio?

Está tan escorado el péndulo eclesial hacia la derecha que monseñor Blázquez pasa por progresista en España y el nuevo y flamante presidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe, el alemán monseñor Müller, pasa, para algunos, por ser también progresista. Y loa ttradicionalistas van aún más allá y le tachan abiertamente de "hereje".

Dicen algunas fuentes (entre ellas la agencia AFP o diversos periódicos españoles) que el nuevo 'guardián de la ortodoxia' "apoya la Teología de la Liberación". ¿Es, por eso, un Teólogo de la Liberación? Ni mucho menos.

Cierto es que monseñor Müller es amigo y admirador de Gustavo Gutiérrez, el padre de la TL, y a sus cursos de verano solía asistir a menudo, echando, además, una mano en una parroquia de suburbio, cuando se encuentra en Perú.

Llegó incluso a escribir, en 2004, un libro en colaboración con el teólogo peruano. Titulado "De parte de los pobres: Teología de la Liberación". También es cierto que, en 2008, declaraba que "la teología de Gustavo Gutiérrez es plenamente ortodoxa". Y, de hecho, es casi la única a la que el ex Santo Oficio no ha puesto pega alguna durante todos estos años de condenas de casi todos los demás teólogos de la Liberación.

Para Müller, siguiendo la estela de su maestro, el Papa ratzinger, hay "varias teologías de la Liberación". Y, como el Papa, siempre condenó la teología de la liberación marxista o contaminada de marxismo, para defender, igual que el Papa, la "auténtica Teología de la Liberación".

Pero sólo por eso, los sectores más conservadores no lo querían en la CDF. Y los tradicionalistas han puesto el grito en el cielo. De hecho, uno de sus obispos, el español monseñor Galarreta, acaba de decir que "no es admisible que el presidente de la CDF sea un hereje". Así, sin más. ¿Y quieren volver al redil de Roma?

En estos círculos, se le reprocha, además, al nuevo prefecto, de negar la virginidad (fisiológica) de María, de negarse a llamar cuerpo y sangre de Cristo al pan y al vino consagrados y de mantener posturas proclives al ecumenismo.

Como ven, para algunos, los más moderados pasan por progresistas e, incluso, por herejes. Es hora de que el péndulo eclesial vuelva al centro (y el Papa, poco a poco, parece decidido a hacerlo). Para acoger a todos.

Este nombramiento se inscribe e esta dinámica, asi como en la de la amistad y la de la confianza. El Papa confía a fondo en Müller y podrá tratar en secreto y directamente los temás más delicados del más importante de los dicasterios romanos. Como la pederastia.

Emerge en la Curia una troika que goza de la máxima confianza papal: Ouellet, Koch y Müller. Los tres, moderados. Los tres, extranjeros. Alguno de ellos (probablemente Ouellet) podría ser el sucesor del Papa Ratzinger. Pero eso es harina de otro costal, porque al Papa, frágil y aparentemente débil, ya se le compara en Roma con León XIII, que murió con 93 años. ¿Podrá culminar la tan ansiada reforma de la Curia y recentrar el timón eclesial? ¡Dios lo quiera!

José Manuel Vidal
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