Rouco y Cañizares atacan a Gallardón

Las que, además de negar el presunto espíritu cristiano de la emisora, están convirtiendo la COPE en un medio de agitación de la extrema derecha, gracias a la protección que recibe de una parte muy notoria de la Conferencia Episcopal, donde se señala que son los cardenales Rouco y Cañizares los que respaldan y consienten esta situación, ante la que el presidente de la Conferencia, monseñor Blázquez, permanece impasible y también consentidor.
El espectáculo de ayer jueves batió todas las marcas cuando este pintoresco personaje de la radio episcopal, que ha viajado de la extrema izquierda a la extrema derecha sin pestañear, calificó al alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, de “traidor, siniestro, bandido, lacayo del Gobierno y caradura”. Para añadir que al alcalde le da igual que “haya 200 muertos y 1.500 heridos” con tal de llegar él al poder.
¿Hasta dónde llegará esta situación? ¿Qué tiene que decir el nuevo presidente de la COPE, Alfonso Coronel de Palma, que presumía de que iba a poner orden en la cadena de la Conferencia Episcopal? ¿Están, como se deduce de todo esto, de acuerdo con estas diatribas, insultos y amenazas los cardenales Rouco y Cañizares, presuntos protectores de semejante disparate, tras el que se esconde el uso de la emisora como un elemento de presión política para que el siniestro comunicador obtenga ventajas y favores del poder político del PP y de su entorno económico en sus negocios privados de comunicación?
Al final de este largo desvarío sólo existe una responsabilidad, la de la Conferencia Episcopal, y una sola y posible explicación: el espectáculo radiofónico de la extrema derecha produce dinero. ¿Y es el dinero el objetivo primordial de la cadena de la Iglesia ante semejante situación? Al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
El problema de la COPE no es de libertad de expresión, ni político, ni circunstancial. Es o empieza a ser un problema de salud mental, propio de un tratamiento psiquiátrico por causa un transtorno mental y cambio de personalidad. Posiblemente estamos ante un enfermo pintoresco que se cree el nuevo mesías de la salvación nacional.
Estrelladigital