Me alegro por la Hermana Glenda

Lleva años sufriendo y sin poder dedicarse a lo que más le gusta: evangelizar con su música. Por fin, una sentencia judicial viene a darle la razón en casi todo a la Hermana Glenda. O en lo fundamental. El Tribunal de Oviedo sentencia que Luis Alfredo no puede seguir explotando la obra musical de la religiosa. Se salva (por ahora y si la hermana no recurre) de tener que indemnizarla por eso. Me alegro por la Hermana, una excelente persona y una gran profesional, que sabe utilizar como nadie su arte para llegar a los rincoces del alma donde sólo entra la música.

No sé si la Hermana, ahora acogida en la diócesis de Terrasa, recurrirá la sentencia o dejará ya el asunto. En principio, seguirá el consejo de su obispo. Pero le ha dolido que Luis Alfredo, en otra de sus artimañas, haya salido raudo y veloz con un comunicado en el que asegura que la sentencia es favorable a sus intereses. Pero ya nadie da gato por liebre.

En cualquier caso, la Hermana Glenda ha recuperado su obra y su libertad, en un caso que, según el mundillo musical religioso, clamaba al cielo. Y seguro que nos ofrece otro testimonio de su profunda raigambre evangélica. Y, recuperada su obra y su honor, seguirá caminando por el mundo dando gloria a Dios con sus canciones y con su extraordinaria voz. ¡Enhorabuena, hermana!

José Manuel Vidal
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