Tempus fugit… aprovechar el tiempo
Espiritualidad
| José María Lorenzo Amelibia
Tempus fugit… aprovechar el tiempo
Nos parece con frecuencia que estamos solos. Por eso nos animan las cartas de los amigos y una conversación espiritual. Y no estamos solos; Cristo está con nosotros.
A veces estamos muy ocupados y retrasamos la oración, hasta que nos vence el sueño. Día perdido. Pretextos falsos. ¿Cuándo dejamos la comida por falta de tiempo? Pues antes dejar la cena que la oración. Así lo aconsejaba y lo practicaba el padre Nieto.
Para nosotros el sacrificio voluntario es muy bueno para avanzar. Pero lo dejamos para mañana. Y el tiempo corre. Cuando nos dedicamos a practicar sacrificios voluntarios, el Señor se entrega a nosotros más a fondo en la oración ¿no lo has notado?
Nuestra vida, si somos conscientes, debe cambiar a mejor de día en día. Con movimiento progresivamente acelerado. El tiempo de merecer hoy es más breve que ayer. La ocasión de amor al prójimo, de entregarme hoy a Cristo, no será la misma que mañana. El tiempo de amar y de servir es muy breve. El hacer un favor, también es muy breve. La fe y la esperanza desaparecerán dentro de poco, porque lo veremos tal cual es, no como en espejo o entre niebla. No conviene engañarnos con planes materiales.
¿Te fijas cómo pasan los años? El otro día estaba pensando: hay muchos santos de gran talla más jóvenes que yo. Y no me voy a meter con los mártires y los fallecidos en juventud. Me refiero a quienes han podido probar el martirio de perseverar año tras año. Francisco Javier no llegó a los 50; San Juan de la Cruz, a los 49; San Francisco de Sales, a los 55. Nuestra edad de ahora.
Nosotros vamos a hacer ambiente. Sembrar a todas horas. Si nos critican, sacándonos nuestros defectos, lo sentimos por ellos. Nosotros seguiremos trabajando por ser mejores e iremos creando ambiente. Sí; tenemos a un Dios cercano a nosotros y vamos a ser testigos de nuestro Dios.
Han terminado los años ochenta. ¿Te fijas en esta década? Para mí ha sido la de la gracia y misericordia de Dios. Y para ti también. Retiros en Estíbaliz los diez años. Fervor espiritual en aumento. Bodas de plata sacerdotales. Profundización en la amistad. Vida de familia bien llevada y con amor. Muerte de mi madre. La hija pasa de niña a joven. Yo me encuentro "como de repente" cara a cara con la brevedad de la vida. La vida se nos va, Paco. Debemos aprovecharla a tope. En cada momento me lo recuerda el Señor. ¡Y qué dolor verse tan limitado para hacer un poco más!
Casi desde pequeño me obsesionaba el aprovechar el tiempo. Lo considero como un don de Dios; me lo ha dado a partir de mi primera juventud. Pero he sido avaro del tiempo para formarme: lectura, estudio, teología, literatura, arte. A todo le pegaba. Son varios miles los libros he leídos en mi vida. Muchísimas horas he dedicado al estudio. No reniego de todo eso. Al fin y al cabo, me ha servido para ser más útil a los demás en mi profesión de educador.
Pero ahora vivo en mí mismo la necesidad de recuperar el tiempo perdido para la oración y adoración a Dios. Mi vida así es mucho más útil para derramarme en el apostolado, para amar más al prójimo, para dar mejor ejemplo.
Quisiera disponer de la fuerza magnética de los santos. Ellos arrastraban. Quisiera sacar de la oración vigor para convencer, para ser mejor y para que aumente en las personas la fe y el amor.
No sé si te sucederá lo mismo. Yo me doy cuenta: toda mi vida pasada ha resultado una serie de tanteos a ciegas. Si no hubiera sido por la misericordia de Dios, habrían terminado en desastre. Ahora confío en una gran esperanza: mi vida se va encauzando, pero todavía sigo a tientas. Dios va poniendo orden ya dentro de mi confusión. Veo su mano de providencia. Poco a poco, con su gracia, espero pueda serle fiel.
El informe masa del pasado ha llevado consigo una especie de designio: lo fácil, lo agradable, lo duro, lo trágico, ha sido planeado de alguna manera por Dios para provecho de mi alma. Por todo ello me lleno de gratitud a Dios y a la vez de confusión, de paz y de confianza. Sin embargo, el temor asoma a cada paso en mi caminar. El más allá es oscuro y mi vida pasada también. Confío en Dios Padre de misericordia y con su ayuda seguiré caminando.
Quisiera darme cuenta: la mayoría de las personas actúan de buena fe. Quisiera así comprender mejor a todos y criticar menos. Todos somos limitados. Y le pido a Dios su ayuda para comprender y para amar más a mis semejantes.
José María Lorenzo Amelibia
Si quieres escribirme hazlo a: josemarilorenzo092@gmail.com
Mi blog: https://www.religiondigital.org/secularizados-_mistica_y_obispos/
Puedes solicitar mi amistad en Facebook https://www.facebook.com/josemari.lorenzoamelibia. Mi cuenta en Twitter: @JosemariLorenz2