¿Cómo imaginan el cielo los milenaristas, la New Age y algunos ateos?

De las muchas interpretaciones que se han formulado sobre el cielo, destaco el antropocentrismo que revive los valores y costumbres humanas en el cielo. No falta algún que otro autor de nuestro siglo que interpreta la vida celestial de una manera tan ingenua que parece más bien un cuento. También tengo presente el papel tan exagerado que se ha otorgado al amor humano después de la muerte. Desde otra perspectiva, resultan muy interesantes las respuestas dadas a una encuesta de la revista El Ciervo porque oscilan entre el ateísmo y el misticismo a la hora de imaginar “cómo será” la vida en el cielo. Lejos del error y cercanas a la creatividad son las obras de arte que reflejan situaciones de la vida eterna. De todas maneras, se impone el discernimiento y la moderación a la hora imaginar lo que haremos en el cielo.

La exaltación humana del cielo Muchos escritores y visionarios pasaron fácilmente de una visión antropológica, que puede aceptarse con reservas, a una interpretación del cielo claramente antropocéntrica que margina, ignora y hasta elimina a Dios. Presentan el cielo fruto de la fantasía donde predomina el amor humano, las actividades sociales y toda una vida de placer.
En este contexto se mueve el espiritismo y muchos autores, especialmente del siglo XIX. Como nombres de esta tendencia están los del pintor y poeta Rossetti, la novelista Elizabeth Stuart Phelps, Isaac Taylor, el capuchino Martín de Cochem y el ministro reformador J. Caspar Lavater. En otra perspectiva se desenvuelve la doctrina de los mormones al afirmar que el más allá es un tema fundamental en su doctrina. Sostienen que después de la muerte continúa la vida con Dios pero de carne y hueso.

La exaltación del amor humano al margen de la caridad.
Dentro del antropocentrismo, ya en la Edad Media según la Elucidación, el cielo es imaginado como un jardín. Para muchos creyentes, la catedral era como un cielo materializado y en el Renacimiento reaparece el cielo como un vergel. Es curiosa la pintura del Paraíso, obra de Fray Angélico, y la descripción pormenorizada del “cielo moderno” según el ingeniero sueco Swedenborg. El cielo viene a ser como una continuación y una realización de la existencia humana: posee un carácter material que le da una cualidad sensible. El deleite de los sentidos es uno de los aspectos fundamentales de la vida eterna como lugar de descanso donde los santos son cada vez más activos, experimentan progreso espiritual y desempeñan sus ocupaciones con alegría en un entorno dinámico y lleno de movimiento.

En muchos autores del XIX preocupa más el amor de la familia que el amor de Dios; la vida en el cielo viene a ser la continuación de la vida familiar que mantuvieron en la tierra. Y no olvidemos las manifestaciones exaltadas que describen William Blake y el mismo Goethe para quienes el amor humano, sacralizado, reemplaza al que se debe al Todopoderoso.

El cielo convertido en un cuento
En un extremo del radicalismo de la era posmoderna se encuentra la vida celeste llena de fantasía e incompatible con la fe cristiana en la mayoría de sus criterios. Es la descripción según Anthony DeStefano para quien el el cielo continúa la vida temporal.

En su Guía de viaje al cielo (Grijalbo, Barcelona 2003) describe el cielo como un lugar, un espacio real y físico donde se desarrolla la vida gloriosa. El enfoque del católico Anthony DeStefano suena a cuento para niños o relato de teología ficción. El cielo es un lugar, un sitio concreto, un espacio real, físico y como una ciudad en intensa actividad; un país maravilloso gozando hasta de animales de compañía. El cielo del resucitado se presenta como un inmenso país de las maravillas, desbordante de actividades, .con fascinantes posibilidades de ver cosas nuevas, oír sonidos nuevos y experimentar nuevas sensaciones. El cuerpo glorioso tendrá elementos físicos, hasta tendrá uñas y cabellos. A semejanza de Cristo, los cuerpos después de la resurrección gozarán de sutileza, luminosidad, agilidad e incorruptibilidad. Algo parecido a descripciones de ciertas teologías del pasado pero DeStefano saca unas conclusiones que son inaceptables.

Sorprendente encuesta de la revista El Ciervo
Desde la negación a la imaginación mística. Las respuestas a una encuesta de la revista El Ciervo 640-641(2004)10-19, abarcan todo un arco iris que va desde el ateísmo a otras imaginaciones “místicas” que con compatibles con el mensaje cristiano. Los encuestados no dicen lo que “es” el cielo sino cómo se lo imaginan.
Unos rechazan el cielo porque no tienen fe. Pero imaginan que el cielo podría ser algo palpable y sin pobreza: sabiduría progresiva pero sin partidos de fúbol; una conciencia integrada comunicándose con Mozart, Lao-Tsé; una buena vida con la compañía de amigos y con nubes para fumadores.
En el otro extremo están los coherentes con su fe cristiana que ofrecen sugestivas descripciones de la vida en el cielo. No falta quien imagine el cielo sentado en la mesa habiendo encontrado el Amor y la Vida. Y así; con Jesús, llegar al Padre y al Espíritu. Y de esta manera vivir lo que expresa como nadie San Juan de la Cruz: quedeme y olvideme, el rostro recliné sobre el amado, ceso todo y deje, dejando mi cuidado entre las azucenas olvidado”...

El milenarismo tradicional del siglo XIX y del XX
La lectura literal del capítulo 20 del Apocalipsis persistió en todo el XIX y sigue teniendo adeptos hoy día en Mormones, testigos de Jehová, y, desde una visión muy moderna, la New Age.
José Smith, fundador de la Iglesia Mormona profesa un milenarismo de corte clásico: “creemos que Jesús reinará en persona sobre la tierra que será renovada y recibirá su gloria paradísiaca “
Elena White es una de las fundadoras de los Adventistas del séptimo día. Su milenarismo es particular en la medida en que cree que durante el Milenio, los elegidos reinarán en el cielo con Cristo, y que la Jerusalén celestial bajará sobre la tierra después de mil años.
Carlos Taze Russell fundó un grupo de tipo baptista consagrado al estudio de las profecías. Un seguidor de Russell, Rutherford, dio a este grupo el nombre Testigos de Jehová en 1931. Éstos esperan, en un futuro cercano, la victoria de Dios sobre el diablo, que estará atado durante mil años.
La New Age anuncia que después de la era de Piscis, marcada por el cristianismo, ha de llegar la era de Acuario. Ésta desembocará, a través de inevitables convulsiones en el advenimiento de un mundo nuevo que habrá encontrado su unidad espiritual. Esta doctrina cree en el advenimiento inminente de un mundo renovado en el que cada uno se reconocerá como un fragmento de la conciencia cósmica. ..

El arte complementa aspectos de la escatología.
Se ha dicho que una imagen vale por mil palabras. En el tema del cielo, las palabras, conceptos y estructuraciones teológicas sobre la vida eterna fueron anteriores. Pero después, los artistas lograron con imágenes poéticas, creaciones pictóricas, esculturas y obras arquitectónicas, expresar lo “indecible e inimaginable” del más allá cristiano.
Gracias a la imaginación de los artistas, muchos cristianos comprendieron mejor el mensaje sobre el cielo que con las especulaciones teológicas. Desde una perspectiva más serena sí se puede concluir que el arte complementa y abre otros horizontes para la escatología. Merece la pena recorrer la historia del cielo según los artistas.
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