La Argentina de Cristina

El día 25 de marzo nada más pasar por el control del aeropuerto, con pasaporte español, el empleado que me tenía que sellar la entrada me dijo: “-¿Hacia dónde se dirige?” Le dije que a Tucumán. Continuó: “- Si va en autobús, no podrá porque están cancelados todos los viajes al interior. La Presidenta ayer maltrato a la gente del agro, los trató de oligarcas, incitó a la lucha de clases, y hubo un cacerolazo de protesta. Lo peor es que en dicha manifestación popular a favor del agro había una ausencia total de la policía, con lo que los “piqueteros de D'Elias” emisarios del gobierno con palos agredieron a los manifestantes. Todo está filmado y la Presidenta sigue en sus caprichos. Hermana, pronto tendremos otro corralito y una crisis peor que la que lo provocó. La gente del agro está harta por las retenciones y llevan diez días con las rutas cortadas”.
Con semejante bienvenida me quedé helada. Antes de las 24 horas pude oír a Cristina en una especie de mitin en la que pedía mucho a la gente del agro y no prometía nada. En ocho días hubo cuatro discursos presidenciales, en los que no faltaron los gobernadores afines al poder y los autobuses fletados por las provincias para hacer el papel de obsecuentes ante esta “mala copia de Eva Duarte de Perón” a la que aplaudían porque les habían pagado 30, 40 o 50 pesos.Su recurso constante es que lo tiene difícil por ser mujer, y gratuitamente identifica a sus opositores con la dictadura...¡Increíble!
Lo cierto es que los supermercados estaban desabastecidos, la carne no se encontraba en ninguna carnicería, los precios se dispararon y la alarma social crecía.
Volví a beber el trago amargo de la desesperanza. Se hicieron hospitales, pero no se los dotó con capacitación y medios para funcionar; se hicieron escuelas, pero no se compró mobiliario ni material ni se mejoró la situación de los docentes; se hicieron calles, pero no hicieron desagües, con lo que las primeras lluvias se llevaron todo al traste… Los comedores reciben ayuda insuficientes, el equivalente a 0,30 céntimos diarios por niño, y muchos se han visto obligados a cerrar sus puertas.
En medio de esta realidad me confortó ver que las pequeñas ayudas que enviamos son bien administradas y que la Iglesia –al menos en Tucumán-, tiene un papel significativo en su compromiso con la gente. La conferencia Episcopal se ofreció a mediar en el conflicto con el agro, pero el Gobierno no quiere saber nada: sencillamente porque no le interesa. Me decía un monseñor que el Cardenal Bergoglio y su equipo son muy prudentes porque temen al enfrentamiento abierto porque Kirchner y su gente espera la mínima para descalificarlos.
Me impactó la visita a un comedor en una villa muy pobre donde viven tres monjas, dos italianas y una gallega. No reciben ayudas y sobreviven como pueden, y me explicaban que el gobierno les “prohíbe” dar soja a los niños porque ésta es el motivo del conflicto con el agro. “la soja”, precisamente un alimento que les facilita la gente, que es importante para los niños, pero que “políticamente no interesa”. A pesar de todo, ellas subsisten y resisten: tienen que dar de comer como sea a los niños, y la Hna Pilar, esta gallega incansable, cada día se las arregla con su Dios para multiplicar los panes y la sopa o la polenta….porque también ella se conmueve de los hambrientos, ¡que son muchos y son sus vencinos!
El cura Galland, un buen amigo que hizo 46 bibliotecas y que no deja de multiplicar las ayudas, otro ejemplo de entrega y lucha evangélica y silenciosa, coherente. Trabja a brazo partido por la educación, y a pesar de todo no pudo evitar el cierre de alguna escuelita por falta de medios.
Roque, un laico que cada día dedica sus horas a un comedor en el que ha conseguido reinsertar a personas a través del voluntariado: aquellos que eran marginados y despreciados por todos, ahora se sienten útiles ayudando a los niños que pasan hambre y colaborando en el comedor.
Por eso, a pesar de Cristina y su séquito de obsecuentes; a pesar de la corrupción, a pesar de todo, no quiero perder la esperanza: Hay gente que lucha, trabaja y da su vida por los pobres, por la gente, por la justicia, y eso, tarde o temprano dará su fruto.
Por eso en la distancia, recordando los rostros de tristeza, de hambre, de pobreza, de impotencia; recordando las manos que no cejan en su empeño de servir siempre y a pesar de todo, trato de no perder la paz y sobre todo elevo una oración al Dios de la vida que “siempre cuida de su pueblo” y camina con él, para que cada uno de los argentinos maltratados y humillados, sientan su ayuda poderosa en medio de la crisis en la que pretende sumirlos una “Presidenta” que en su delirio critica a los ricos, mientras vive en la opulencia; genera odio de clases y sabe que si divide, ella podrá perpetrarse en el poder comprando con migajas el hambre de los pobres.
La herida está abierta, por eso, desde este blog, no quiero polemizar, simplemente pedir una oración, respeto y que no nos olvidemos de que aunque los medios lo silencien, “la Argentina continua viviendo una pasión y muerte que se alargan y para la que no se vislumbran demasiadas soluciones.
Y como dice el himno Nacional: “Al gran pueblo argentino Salud”.
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