Esperar contra toda desesperanza

- Vuelvo a copiar el blog de ayer que se borró, o me lo borraron, lástima que no pueda recuperar los comentarios-Suerte que a la Iglesia la guía el Espíritu Santo, y que por mucho que nos empeñemos los humanos, ¡no la vamos a hundir!

Confieso mi decepción ante los primeros resultados de la Conferencia Episcopal, después de escuchar con satisfacción la reflexión sobre la comunión que nos regalaba ayer el obispo Blázquez.

Deseo que el Espíritu que puede transformar los corazones de piedra para hacerlos más humanos y humanizadores, transforme el corazón de todos, para que nos amemos de verdad, para que aceptemos las diferencia, para que nos respetemos y seamos capaces de contribuir a la paz y a la convivencia, desde el espíritu evangélico: bajando los decibelios de crispación, escuchando, acogiendo, perdonando, y dejando de ver fantasmas ¡donde no los hay!

Estamos subiendo a Jerusalén; allí resucitaremos con Cristo, y el sepulcro vació nos recordará una vez más que la muerte y el pecado NO TIENEN LA ÚLTIMA PALABRA. Hoy tampoco la tienen, la Vida brotará en el tiempo y en la hora de Dios, que no siempre es nuestro tiempo ni nuestra hora.

Por eso, a pesar de todo –o por encima de todo- no debemos llorar ni estar tristes, hacer duelo ni lamentarnos: es hora de anunciar la vida que surge de la muerte y la luz que nace de las llagas del Crucificado, que fiel a su promesa, nos dará su Espíritu y nos enviará a anunciar la liberación a los pobres, a los cautivos, y a anunciar a todos la Buena Noticia de parte de Dios, que siempre se pone al lado e los pobres, los débiles, los limpios de corazón, los humildes.

Deseo suerte al Card. Rouco y a su equipo, y a la Iglesia de España y a quienes la presidirán les deseo que sigan la consigna de Blázquez: Comunión, comunión y comunión, y que no se olviden que la Paz la construimos entre todos, y que el Evangelio es incluyente.

¿Habrá que darle un voto de confianza? Creo que si, la esperanza no defrauda, y estamos en un tiempo propicio: La cuaresma, un tiempo de conversión.

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