¡Mira quien baila!

Entre que soy pata dura y entre que no miro la TV casi nunca, la verdad es que de muchas cosas no me entero. Como por ejemplo del programa de televisión española TVE, “Mira quien baila”… Me gusta ver bailar, pero ni lo intento… ¡Cada uno conoce sus límites, y yo a los míos los tengo muy claros!

Lo que sí sé es que conozco a Joana Subirana, porque es de Manresa, y porque hemos coincidido por cuestiones de trabajo y cercanía. Desconocía que era “una estrella”, aunque si sabía de su talento en el baile. De un tiempo a esta parte –más de un año- la vi en periódicos, oía hablar de ella, pero reconozco que no sabía bien de qué iba

Hace una semana tuve una grata sorpresa. Pilar, la enfermera del Centro de día de Salud mental –amiga querida de la Fe Bahai- me pidió una sala para un acto que harían los usuarios del Centro de día para sus padres. Llegado el día, unas horas antes vinieron a ensayar. Y venían con Joana Subirana, que desde hace unos meses dedica parte de su tiempo a enseñar a bailar a los chicos.

Con cariño y mucha dedicación, ultimaban detalles para el acto de la tarde. Pensé que serían una veintena…. Eran casi ciento cincuenta personas. Los padres de los usuarios, les habían preparado una sorpresa recitando poesías compuesta por sus hijos, además de algunas danzas. Luego entraron en acción Joana y las parejas del Centro de día.

Fue una gozada ver lo bien que lo hacían, y fue para mí una gran alegría descubrir esta faceta fantástica de Joana Subirana, que además manifestó con sencillez que disfrutaba por el interés que ponían en sus clases: “-Llego y ya me esperan y todo está a punto. Estoy contenta”.



Bueno, hoy quería deciros: ¡Mira quién baila: Joana con nuestros amigos del Centro de día de Salud mental! Una faceta, que seguramente no conocíais de ella, y que normalmente no se explican, pero que habla mucho de la calidad humana de las personas.

Joana, gracias por tu dedicación, gracias Pilar por tu entrega, y sobretodo, gracias a cada uno de los chicos y chicas del centro de día y club social y a sus magníficos padres, que con entrega y generosidad dan lo mejor de sí, para que sea un poco más fácil superar el maldito estigma de las enfermedades mentales: ¡Ellos son personas entrañables que nos aportan una gran dosis de humanidad!


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