Decía el Cardenal J. Döpfner que “La fe es como una brújula en la tormenta y en la niebla”, y es ella la que nos anima a seguir sembrando con alegría y celebrando con gozo a pesar de todo.
La esperanza no defrauda, la fe nos guía y el amor nos sostiene.
Pablo VI decía, “Bienaventurados estos tiempos difíciles que casi nos obligan a la santidad”… Seamos entonces dichosos a pesar de todo y por encima de todo: Estanos en buenas manos, ¡las del Padre Dios!
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