La flor y nata: sin flor ni nata

La campaña “Por tantos” ha movilizado a la Iglesia española porque el dinero no alcanza, los gastos son demasiados, y se necesitan muchas crucecitas “para llegar a fin de mes”

Me parece legítimo, como también que se camine cada vez más a la autofinaciación. Los fieles somos los que tenemos que mantener a nuestras Iglesias. Pero hay una cosa que muchos no saben –y con esto no digo que no pongan la cruz en la Iglesia Católica, ¡que cada uno la ponga donde quiera o donde su conciencia le diga!- es que si uno pone a “otros fines sociales” también se está ayudando a obras sociales de la Iglesia. Por ejemplo a la Obra Social de muchas órdenes religiosas, institutos laicales, ong y fundaciones de gente de Iglesia, a quienes no llega la ayuda por la “crucecita de la Iglesia”.

Pero este blog no va dirigido a este hecho, además, soy pobre, no llego a ganar lo suficiente como para hacer “la declaración de la renta”, y por tanto, estoy libre de tener que poner cruces a nadie. Y soy de las muchas autónomas que paga “religiosamente” cada mes. Voy a que el Evangelio dice: “Donde está tu tesoros, estará tu corazón”. El tesoro hoy está en “las cruces de la declaración” y allí se ha puesto el corazón. Y lo respeto.

Pero… ¿sabéis que la colecta dedicada a la ayuda a los claustros necesitados, del domingo Pro Orantibus, que era ayer, “es optativa” y que “por tanto” en la mayoría de las diócesis no se hace? Y eso que es para ayudar a CLAUNE, un Instituto Pontificio que se dedica a ayudar a los claustros necesitados. Pero tampoco voy a eso. Sí a que, por ejemplo, en la hoja Dominical de mi diócesis, desde hace unos cuántos años, ni se nombra que el día de la Trinidad es la Jornada Pro Orantibus”. Y eso pasa en muchas más diócesis. Claro, las monjas no producimos “para las arcas” de nadie, y por eso no pasa nada si no recordamos "un día al año" a las que todo el año, cada día, nos recuerdan en la oración ante Dios.

Suerte que los muchos amigos de los monasterios y la Iglesia de base, y muchos obispos, valoran la vida contemplativa y oran por ella. En otros sitios, “las monjas son la Flor y Nata de la Iglesia –de palabra, pero, como dije, sin flor ni nata-.

Pero lo realmente importante es que ayer, día de la Trinidad, hemos celebrado el misterio de la vida entrañable de nuestro Dios que es el que anima nuestra vida y llena nuestras jornadas. Y metidas en este misterio de amor gratuito, incondicional y generosos, las contemplativas, y todos los que valoran la vida de oración en la Iglesia, hemos celebrado con gozo la Jornada Pro-Orantibus.

“Por tanto”, gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo, gloria a la Trinidad.

www.dominicos.org/manresa
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