Hace un par de semanas, en el monasterio tuvimos un encuentro de Jóvenes, que fue una auténtica gozada. Un espacio en el que compartimos la fe, nuestras búsuquedas y nuestra manera de seguir a Jesús cada uno desde el sitio en el que se encuentra.

Fue una Jornada intensa en momentos de oración, dinámicas de grupo, talleres y momentos para compartir. Se respiraba evangelio, y la alegría era la que marcaba nuestro ritmo y nuestro compartir.

Por la tarda, para finalizar la Jornada abrimos las puertas de la Iglesia del Monasterio a gente de todas las edades, en una oración que fue un momento privilegiado del Espíritu, y que terminó con el envío de Monseñor Joan Godayol, que nos animó a anuncia la Buena Noticia de la Salvación con generosidad y entrega.

Toni Torrelles, fundador de Kairoi, nos invitó a sembrar semillas de mostaza, “la más pequeña de todas” y a encender la luz que se nos ha dado, para alumbrar a los de la casa y para que todos puedan, con nosotros, vivir como hijos de la luz.

Decía Friedrich Nietzsche “amamos la vida, no porque estemos acostumbrados a ella, sino porque estamos acostumbrados al amor”, y porque estamos acostumbrados al amor que se ha derramado en nuestros corazones, queremos continuar celebrando la vida y la fe; celebrando en comunidad, con corazón abierto y universal; celebrando porque la Pascua ya despunta en nuestras vidas.

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