El servicio a los más pobres

¿Acontecimiento? Sí, y no exagero. No deja de ser interesantísimo y clarificador, para los que tienen tantos prejuicios, que precisamente un gobierno de izquierdas, y nada meno que de Ezquerra Republicana, celebre un acto para reconocer la labor social de los religiosos. Y mucho más que el vicepresidente, Carod-Rovira, quien se define como agnóstico –y yo diría un agnóstico muy singular- haya tenido las palabras que tuvo hacia los religiosos, y haya promovido, de acuerdo con la Unión de Religiosos de Cataluña, que se realice este estudio sobre la tarea social de los religiosos y religiosas en los barrios y en los sectores más pobres y marginados de Cataluña. Un estudio que dio unos resultado espectaculares y que el mismo vicepresidente no se cansó de alabar.
Con su habitual sentido del humor e ingenio, afirmó, ante un salón de actos abarrotado de religiosos y ante al menos cinco obispos, que el Palau de la Generalitat nunca había sido un lugar “tan santo” como en aquel momento –aludiendo a tan “consagrado” colectivo de asistentes-.
En razón de justicia, los que le han endosado a él y a su equipo el “San Benito” de “comecuras”, tendrían que rectificar algunas cosas.
Otro aspecto fundamental me parece que el título que lleva el estudio, ha captado profunda, y diría teológicamente, el sentido de la presencia de los religiosos en estos sitios de pobreza y marginalidad: se habla, no de una profesión, aunque si de una gran profesionalidad; no se trabajadores, sino del “servicio de servir”. Y es precisamente el servicio lo que define y caracteriza a los discípulos de Jesús. Esto quiere decir que la presencia de los religiosos en Cataluña a los que se refiere dicho estudio, se percibe claramente como evangélica, porque lo evangélico es el servicio. Ya lo dijo Jesús: haced esto en memoria mía… Y eso es la eucaristía –servicio- entrega, alimento, compromiso.
En los últimos meses se ha hablado mucho de las “no excesivamente” buenas relaciones entre religiosos y obispos. Y es una pena. Y aunque no quiero entrar en este terreno, que espero goce cada vez de mejor salud –porque siempre podemos mejorar- sí quisiera decir el acto fue toda una lección, y que sería bueno que el reconocimiento a los religiosos y a su papel venga, no sólo de la sociedad civil, sino que alguna vez viniera de la misma jerarquía de nuestro País. O mejor, que es sintomático que la sociedad civil reconozca la labor y sobre todo ¡el servicio! de los religiosos.
Por último –aunque no estuve en el acto, me leí todo y me lo comentaron- sí me sorprendió que quien hablara en nombre de los obispos fuera el Cardenal de Barcelona, pensaba que por protocolo o por tratarse de un reconocimiento a los religiosos de Cataluña –y no sólo de Barcelona- las palabras corrieran a cargo –si es que tenían que hablar en un acto de Gobierno y de la Unió de Religiosos de Catalunya - del Arzobispo de Tarragona como Primado, o del obispo de Vic, por ser el delegado de los mismos para la Vida Consagrada. Pero esto sólo a título anecdótico.
Muy bien por el estudio, mejor por los religiosos servidores, y a continuar sirviendo, que eso, es a lo que se nos ha llamado.
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