Obispo de Cuernavaca dice a legisladores: “Esperanza no es alimentarnos con mentiras políticas”

*Mons. Ramón Castro Castro agradeció la presencia de diputados y senadores a la LXIV Legislatura en misa dominical.
*Cita a Paulo VI y recuerda a autoridades electas cuál es el sentido de la política.
*Necesario rehabilitar política, democracia, derecho y esperanza.
Guillermo Gazanini Espinoza / Atendiendo la invitación hecha por la diócesis de Cuernavaca, esta tarde diputados y senadores electos a la LXIV Legislatura del Congreso de la Unión, quienes iniciarán sus funciones el 1 de septiembre, escucharon una interpelante homilía pronunciada por el obispo Ramón Castro. Ahí estuvieron los senadores Radamés Salazar Solorio, Lucía Meza Guzmán y Ángel García Yáñez además de los diputados por los cinco distritos electorales federales del Estado: Alejandro Mojica Toledo, Alejandra Pani Barragán, Juanita Guerra Mena, Jorge Argüelles Victorero y José Guadalupe Ambrocio Gachuz.
No es la primera vez que los representantes populares se encuentran con el pastor. Previamente, el viernes 17 de agosto, diputados locales del Movimiento de Regeneración Nacional hicieron una visita de cortesía al obispado de Cuernavaca. Según los compromisos adquiridos, los legisladores electos acordaron una “agenda de paz” en unión con la Iglesia de Cuernavaca para pacificar al Estado de Morelos además de realizar tres objetivos centrales: “No robar, no mentir, ni traicionar la confianza del pueblo”. El diputado Héctor Javier García Chávez, afirmó a medios que se trató de una reunión de encuentro con Mons. Castro como lo han estado haciendo con otros sectores sociales.
Sin embargo, la reunión de esta mañana tuvo un escenario distinto cuando, en el ambiente de oración y de celebración de la eucaristía, los políticos manifestaron la práctica de su fe. Al iniciar la misa dominical, Mons. Castro advirtió a los fieles de la presencia de las autoridades para hacer oración por ellos antes de iniciar el ejercicio de su encargo como auténticos servidores que necesita el pueblo del Estado de Morelos.
Las lecturas de la Palabra de Dios de este XXI domingo del tiempo ordinario fueron el marco ideal usado por el prelado para dirigir un mensaje particularmente enérgico, advertir que la política tiene un fin extraordinario: Manifestar la caridad.
“Con todo el corazón, comparto un mensaje a ustedes”, inició Mons. Castro en la segunda parte de la homilía. “La realidad que estamos viviendo y el futuro que esperamos exigen rehabilitar la política… es la forma más alta de caridad, lo proclamaba a los cuatro vientos Pablo VI”.
Como tal, debe evitar elitismos y erradicar la pobreza, diría el obispo, ante las miradas y gestos adustos, miradas evasivas y reflexivas, de los invitados que parecían entender que la labor encomendada trae aparejada una causa más sublime que el mezquino ejercicio del poder. Debe tener en cuenta “el respeto a la dignidad de la persona” que no se entiende sólo por propia iniciativa de quien ha recibido el mandato sino en conjunto con la ciudadanía que los ha elegido. “Tiene sus ventajas exigir una política orientada hacia el bien común” señalando además que la política requiere una rehabilitación de la democracia: “La primera condición es la libertad, es decir, no debe haber jamás coacciones, presiones o chantajes, es decir, compra de votos, eso es ir en contra de la democracia”.
El obispo había dado en el clavo incitando una cuestión incómoda para la clase política y que afectó la credibilidad en las pasadas elecciones. En la jornada electoral del 1 de julio, medios de comunicación morelenses habían recibido las denuncias, a través de videos, de supuestos pagos a votantes que habían otorgado su sufragio a favor del Movimiento de Regeneración Nacional; previo a las elecciones, se había revelado que, en Morelos, el pago oscilaba entre los 150 y mil 300 pesos, unos 56 euros, por voto.

Más adelante, abundó en otra cuestión urgente a rehabilitar en la encomienda de los próximos legisladores, el estado de derecho con separación e independencia de los poderes. “Qué importante es esto, no hay un poder que prevalezca sobre los otros dos como se ha hecho hasta ahora”. Reclamó entonces la inexistente separación de poderes en la entidad que, en el pasado, causó serios conflictos entre obispo y gobernador. “Quisiera decirles con todo el corazón… ¡Basta! Tiene que haber esa independencia para que haya auténtico estado de derecho… El irrespeto a este principio causa un desorden jurídico y una consecuencia social tremenda”.
Ramón Castro, durante el gobierno de Graco Ramírez, fue constantemente hostigado por las denuncias de intromisión del poder ejecutivo sobre el legislativo e incluso en los poderes municipales. En 2016, ante la aprobación de las uniones homosexuales equiparadas al matrimonio, el obispo señaló al gobernador de “comprar de conciencias” evidenciando la intervención del ejecutivo en la esfera del poder legislativo. Las Caminatas por la Paz, organizadas por el obispado, incomodaron al gobierno del Estado por lo que, a decir de Mons. Castro, se le fincaron acusaciones calumniosas adosadas con el dardo de la mentira. En 2017 afirmó: “Aquí quien opina diferente al gobierno del Estado, quien dice la verdad, es perseguido, calumniado, y sobre todo demandado.”
En abril de 2017, el gobernador Graco Ramírez y las titulares del Poder Judicial, magistrada María del Carmen Cuevas López y de la mesa directiva del Congreso local, diputada Beatriz Vicera Alatriste del PRD, se reunieron con el nuncio apostólico, Mons. Franco Coppola, para meter en cintura al obispo de Cuernavaca a quien acusaron de conspiración contra el gobernador y de violar la separación del Estado violando el principio de laicidad. Sería una campaña del político perredista para llevar hasta la Secretaría de Gobernación la interposición de una denuncia para aplicar a Mons. Castro las sanciones de ley por “entrometerse” en política.
Finalmente, el mensaje del obispo cerró con los últimos factores a rehabilitar: la esperanza y ánimo del pueblo morelense. “No es cruzarnos de brazos pensando que otros lo harán” -afirmó- “No es cerrar los ojos a la realidad… no es alimentarnos con mentiras políticas, la esperanza es fe en un futuro mejor… el fruto de la rehabilitación de estos cuatro puntos traerá una verdadera democracia y paz que tanto necesitamos”.
Como acostumbra en sus homilías, Mons. Castro Castro realiza un ejercicio de retroalimentación para afianzar las enseñanzas de la predicación que, pedagógicamente, invita a la cercanía del pastor con el pueblo. Así decía a los fieles: “La voz del pueblo es la voz de Dios… ¿Quieren que les pregunte a las autoridades?”. El unánime “Sí” de los fieles se escuchó más fuerte de lo acostumbrado, pero el obispo tuvo ese dejo de prudencia… La presencia de los legisladores electos en Morelos tuvo el efecto deseado y el mensaje claro… Al celebrar la fe habían aceptado un compromiso de cara a Dios y ante el pueblo de Dios, el de transformar profundamente la realidad lacerada por la violencia, la corrupción y el pecado.
