85 años del Opus Dei

María Dolores García de Luquín / El Semanario de Guadalajara. 01 de octubre.- El miércoles 2 de Octubre se recordarán ocho y media décadas de que Dios Nuestro Señor inspiró al Padre Josemaría Escrivá de Balaguer, el Opus Dei, camino de santificación en el trabajo profesional y en cumplimiento de los deberes ordinarios del cristiano, enseñando a convertir todos los momentos y circunstancias de la vida en ocasión de amar y servir con alegría y con sencillez a la Iglesia, al Romano Pontífice y a las almas.

Esta Institución es una Prelatura de jurisdicción personal del Papa, y de ámbito internacional, compuesta por un Prelado, por su propio Clero y por Laicos (hombres y mujeres). Los Sacerdotes de la Prelatura provienen de los miembros seglares.

La Mística de la Obra

Santificar el trabajo significa obrar según el espíritu que Dios le hizo ver a su Fundador: trabajar bien, con calidad, de acuerdo con la justicia y respetando las Leyes, con el fin de amar a Dios y servir a los demás. De ese modo, se contribuye a santificar el mundo desde dentro y a hacer presente el Evangelio en todas las actividades, tanto las que parecen brillantes como las más humildes y escondidas, porque delante de Dios lo importante no es el éxito humano, sino el amor que se pone en el trabajo.
Los miembros de esta organización proporcionan a sus fieles la atención pastoral y los medios de formación que les ayudan a llevar a cabo su misión en el mundo. También ofrecen recursos formativos a quienes tengan interés en profundizar en las exigencias de la Fe. Promueven clases, charlas, días de Retiro Espiritual, medios de dirección espiritual, etc., para dar a conocer y ayudar a vivir las enseñanzas del Evangelio y del Magisterio de la Iglesia. Asimismo, en sus Centros se ofrecen actividades sociales, culturales y religiosas para la formación de jóvenes estudiantes y trabajadores.

Las mujeres y los varones de esta Prelatura, por separado, viven el mismo espíritu, promueven apostolados similares, ejercen todas las profesiones honradas, y procuran, igualmente, santificar el trabajo y la vida de familia.

Algunas peculiaridades

Los Sacerdotes Seculares ya incardinados en una Diócesis no pueden pertenecer a la Prelatura, pero sí formar parte de la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz, Asociación indisolublemente unida a la Prelatura del Opus Dei. Al incorporarse a la Sociedad de la Santa Cruz, no ven modificada su condición diocesana: siguen perteneciendo plenamente al Clero de su propia Diócesis y dependiendo de su Obispo, como antes, mas se comprometen a buscar la santidad en el ejercicio del trabajo sacerdotal, y en particular, se empeñan en vivir profundamente unidos al propio Obispo y a los demás Sacerdotes.

Los cristianos no católicos y las personas de otras Religiones no pueden pertenecer a la Prelatura, aunque sí cooperar con ésta, si lo desean, orando u ofreciendo limosnas o su trabajo en las labores educativas y asistenciales promovidas por fieles de la Prelatura en todo el mundo. Actualmente, son cooperadores de este organismo, además de los católicos, miembros de otras Religiones e incluso algunos que no profesan ninguna.
El principal apostolado que realizan los fieles de la Prelatura es el que cada uno lleva a cabo en su propio ambiente, sin formar grupo, como expresión natural y espontánea de su compromiso cristiano, pero también con el deseo de contribuir a la solución de los problemas de su entorno y de ayudar a los más necesitados. Asimismo, en labor conjunta con otras personas, promueven iniciativas educativas y asistenciales: escuelas, hospitales, centros de formación profesional, universidades….Son entidades muy variadas, que tienen la personalidad propia del país y de la cultura en que nacen.

Lo específico de esta Institución es el esfuerzo por llevar el Evangelio a todos los ambientes por medio de la santificación del trabajo. La Prelatura como tal, y cada uno de sus fieles en particular, se esfuerzan por vivir en plena comunión con el Papa, los Obispos, los Sacerdotes, los Religiosos y todas las realidades eclesiales.

El Fundador advirtió siempre que esta organización existe exclusivamente para servir a la Iglesia, y que los fieles de la Prelatura han de ser fermento de unidad.
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