#AdvientoFeminista2025 A Dios también le gusta la poesía

Brenda
Brenda

A Dios también le gusta la poesía

tiembla —sí, tiembla—

cuando una mujer pronuncia su nombre

sin pedir permiso.

Se queda en silencio

cuando una mujer escribe

con la tinta que brota de sus venas.

Dios escucha poesía

inclina el rostro ante las palabras que nacen

para romper mandatos injustos.

sonríe con los versos que desobedecen

con las metáforas que abren caminos.

A Dios le gusta la poesía

aquella donde no lo encierran en templos,

ni lo disfrazan de rey,

ni le apuntan con las órdenes

de quienes confunden fe con mandatos.

Dios disfruta las palabras

que nacen de mujeres que piensan,

que dudan,

que aman sin pedir permiso,

que preguntan,

que vuelven a empezar.

Le gustan los poemas que sanan,

los que abrazan,

los que brotan de la memoria

de quienes se han levantado mil veces.

A Dios también le gustan los poemas:

los tuyos, los míos,

los que escriben los cuerpos que sobreviven,

los que sangran sin culpa,

los que caminan descalzos

los que se atreven a decir

que el espíritu también baila,

canta

y tiene rostro de mujer.

Cuando Dios lee poesía

se acomoda cerca:

a veces en el borde de mi hombro,

a veces en medio de mis pechos,

respirando el calor que nace

cuando una palabra se vuelve insurrecta.

A Dios también le gusta la poesía,

en especial la que no se arrodilla

y se atreve a nombrar el mundo

como si pudiera volver a crearlo.

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