#8M2023 Ser mujer es parir el reino.

Las mujeres en el cristianismo.

2023 (7)

Sin mujeres no hay cristianismo. Somos la mitad del mundo (Paredes, 2008) y, por lo tanto, la mitad del reino es nuestro; y esta historia, la cristiana, no sería posible materialmente sin el SI de una mujer, el de María, puesto que su genealogía pasa por su cuerpo y “no por su virginidad, por lo tanto, la transgresión es una novedad que ella asume en su embarazo”. (Cardoso, 1994: 28; Lopes, 1997: 56). María, la madre adolescente, la madre de Jesús, quien lo parió, lo creció y lo cuidó, también le enseñó a orar profundamente y sobre la dignidad de las personas, incluso de las nadie, de las consideradas no personas como las mujeres, cuando en una de ellas se hizo el milagro “¡Oh, María!, el Señor ha mirado tu humildad y ha hecho en ti maravillas” (Lucas 1, 48-49). Por lo tanto, como lo señala Johnson “para las mujeres pobres” […] “María no es una criatura celestial, sino que es alguien que comparte su vida como camarada y hermana en la lucha” (2008: 224) un imán de esperanza para aquellos que han sido privados de sus vidas.

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Y para que María pudiera literalmente parir el cristianismo al abrir sus caderas, hubo mujeres que parieron a las predecesoras de Jesús. Comienzo por la abuela materna del nazareno, Ana. Su nombre significa "gracia" y Dios la preparó con ésta y con magníficos dones para ser la madre de la madre de Jesucristo y, por lo tanto, también la abuela de la actual comunidad cristiana.

Otras mujeres que hicieron posible está historia de salvación en el Amor, son esas que le dieron la oportunidad a José de cambiar su mirada patriarcal en un momento crucial de la historia y, que así, le permitieron formar parte de familia más novedosa de su época y con la que Jesús se convirtió allá y entonces en el rey de los judíos y aquí y ahora en el de los cristianos y las cristianas. Esas mujeres que antecedieron a José fueron transgresoras de los mandatos patriarcales. El linaje femenino de Jesús por parte de José lo relacionan con Tamar, Rahab, Betsabé y Rut (Lopes, 1997) y estas mujeres “representan […] una crítica contra la sociedad patriarcal legalista, controladora y opresora”. (Lopes, 1997: 58) Ellas “son una crítica a la sociedad patriarcal dominante y una nueva propuesta para la organización de la familia humana, [pues asumieron posturas fuera] del status doméstico tradicional.” (Lopes, 1997: 51)

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Otras figuras femeninas que Jesús conoció como parte de su tradición espiritual y religiosa, son las primeras mujeres creadas por Yahveh: Eva y Lilith. En ambos casos, son mujeres desobedientes a los mandatos. La desobediencia de Eva cuando come del árbol prohibido “¿Has comido del árbol del cual yo te mandé que no comieses? Y el hombre respondió: La mujer que me disté por compañera me dio del árbol, y yo comí.” (Génesis 3, 16-19) llevo a la humanidad a abrir los ojos a la razón, lo que, a pesar de todo, hoy se ha convertido en el motor del desarrollo de la humanidad, y su honestidad “Entonces Dios dijo a la mujer: ¿Qué es lo que has hecho? Y dijo la mujer: La serpiente me engañó, y comí.” (Génesis 3, 16-19) nos ha permitido confiar en la salvación cuando autogobernamos nuestra oscuridad, la que vimos y vivimos desde de la desobediencia de "la madre de todos los vivientes" (Génesis 3, 20). Por otra parte, la desobediencia de Lilith nos enseña que la naturaleza salvaje se habita y es parte de la naturaleza humana “Lilith habita en el desierto o en ruinas abandonadas […] Los gatos salvajes se juntarán con hienas y un sátiro llamará al otro; también allí reposará Lilith (Isaías 34, 14)”. Como podemos notar la desobediencia y de Eva y Lilith nos hace comprender que la oscuridad en Jesús -que es evidente en momentos de desesperanza y desolación- es natural, porque es fundamento antropológico de las personas. Entonces, dicha desobediencia doliente nos ha conducido a asumirnos como cristianas y cristianos.

Ahora quiero aclarar que cuando se habla de parir, no solo se hace alusión a una acción literal de expulsar el feto que tiene la vivípara en su vientre, cómo lo señala cualquier diccionario y que es el caso de María, Ana y la genealogía de José, pues también puede ser figuradamente como es en el relato de Eva y Lilith. Lo importante es que en todas las narrativas lo que notamos son experiencias de parto de la libertad, de la aceptación, del perdón, de la reconciliación, de la fe, de la salvación y del Amor, es decir, a parir en la segunda acepción que nos enseña el diccionario: producir o crear una cosa o lugar. Por ejemplo, el reino.

Es este sentido, otras mujeres a las que quiero hacer alusión porque también en ellas se ha parido el cristianismo, figuradamente, son las amigas, cómplices y discípulas de Jesús: María “«sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía» (Lucas 10:39)”; Martha “Pero solo una cosa es necesaria [Martha]; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada.”  (Lucas 10:42); y María de Magdala, y a Jesús le seguían “algunas mujeres que habían sido sanadas de espíritus malos y de enfermedades” (Lucas 8: 2).

En ellas se parió el Amor de Jesús. Este hombre que las amó profundamente, aun cuando, por ser mujeres no eran consideradas.

Ellas, las primeras mujeres discípulas de Jesús.

Ellas, las hermanas de Jesús.

Ellas, las que amaron y siguieron a Jesús.

Ellas, que aún en el sepulcro cuidaron la dignidad del cuerpo inerte de su hermano, de su maestro, de su Amor.

Otras mujeres que también parieron a Jesús en su Amor fueron La suegra de Pedro (Lucas 4:38-39) y La viuda de Naín (Lucas 7:11-15), quienes lo parieron en su inclusión fueron La mujer encorvada (Lucas 13:10-13), La del flujo de sangre (Lucas 8:43-48) y La mujer cananea (Mateo 15:22-28), y quien lo parió en su mirada fue La mujer samaritana (Juan, 4: 10-26). Mujeres cuyos espíritus gritaban, gemían por el dolor de la injusticia, la humillación, el rechazo, el abandono y la traición y que fueron sanadas por él, se convirtieron en misioneras de la reconciliación.

Por último, quiero hablar de las mujeres que hoy todos los días paren en el mundo el reino de Dios. Esas mujeres que literal y figuradamente han parido a los cristianos y cristianas. Hablo de nuestras abuelas y madres, de nosotras mismas, quienes con nuestros cuerpos y trabajos parimos todos los días el Amor de la divinidad de Jesús e intentamos vivir como él vivió y experimentar la fe, es decir, la confianza en la promesa de Dios: la vida digna.

Por ello, declaro que Ser Mujer es Parir, Crear y Sostener el cristianismo.

Bibliografía

Johnson, Elizabeth A. (2008). “Nuestra hermana verdad. Una aproximación hermenéutica feminista”, en Concilium, núm. 327, pág. 495-503.

Lopes Torres, Mercedes. (1997). “Mujeres que se inventan salidas (Mt 1, 1-17)”, en Revista de Interpretación Bíblica Latinoamericana, núm. 25 págs. 52-58.

Paredes, Julieta. (2008). Hilando fino desde el feminismo comunitario. LIFS.

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