EL FUTBOL, UNA RELIGIÓN. Diez semejanzas.



Hace más de una docena de años, en los días veraniegos próximos al comienzo de la Liga británica, me llamó mucho la atención -en Inglaterra- una gran valla anunciando el Futbol como una Religión, creo recordar que con el fin publicitario de reclutar socios para el equipo de Liverpool.

Ahora, en los días de máximo paroxismo del futbol, al hilo del aluvión de partidos metidos en todos los hogares por la Copa del Mundo de Rusia, se está aprovechando la ocasión para destacar también las dimensiones más transcendentes del futbol, relacionándolo "con la filosofía, con la antropología y hasta con la religión". La línea argumental de todas estas reflexiones es que el futbol se asemeja a la religión y que "ser hincha, fan o seguidor de un club o de una selección es un compromiso religioso". Es ésta una buena ocasión para reflexionar brevemente sobre el tema, para aportar algunas semejanzas (y desemejanzas) existentes entre el futbol y la religión*.


1.ASISTENTES, POR MILLONES. La más gruesa semejanza entre el futbol y la religión es que ambos fenómenos reclutan semanalmente los asistentes por millones. De forma aproximada, se dice que 14 millones de españoles acuden semanalmente a los campos de futbol. Con mayor precisión, la última estadística del CIE calcula que, del 72 % de españoles que se afirman como católicos, el 14,3 % asiste a la misa dominical, cifra en sí baja pero que eleva de hecho a 7 millones los asistentes reales a las iglesias cada semana. Ninguna otra realidad en España se aproxima siquiera a la participación que la religión y el futbol convocan (a éstas hay que añadir, además, las cifran también millonarias de los seguidores a distancia de estos fenómenos por las televisiones y las radios). Los presupuestos económicos anuales de más de 1.000 y 2.000 millones de euros, para la Iglesia católica y para el futbol español respectivamente, visualizan también las dimensiones millonarias de estas dos macro-instituciones. Sólo la Iglesia y el futbol miden sus fuerzas en España con semejantes dimensiones millonarias.

2.LOS RITOS, COMO NORMA DE FUNCIONAMIENTO. Las ceremonia religiosas son rituales, están sometidas a normas muy precisas de palabras y de gestos para las diversas actuaciones eclesiales, para cada uno de los sacramentos que se ofician.

Pero en el futbol existen también exigentes ritos para las actuaciones: en los templos o catedrales que son los estadios (no solo en Bilbao), las tribunas recogen a los feligreses; sobre el césped ofician los sacerdotes (algunos jugadores se consideran y son considerados como dioses); los hinchas, son los creyentes; los goles, auténticos milagros; todo está además marcado por precisos ritos de procesiones iniciales, banderas, cantos e himnos, respuestas entusiastas de los asistentes... Los ritos están tan marcados en los estadios de futbol como en las ceremonias religiosas.

3.CULTO. Las ceremonias religiosas son actos de culto, en ellas se rinde culto a Dios. Las novenas, quinarios y triduos organizados por las Hermandades son familiarmente denominados por los "semanasanteros" como los "cultos". El futbol es también un acto de culto al deporte, al balón, a los goles, a la suntuosidad de los estadios. El que va al futbol se sumerge en un acto masivo de alabanza a la mágica de los enfrentamientos, que pueden o no acabar en el éxito de los goles.

5.VALORES COMPARTIDOS. Los que se acercan a un acto religioso comparten con los demás el valor supremo de la fe. La práctica del deporte comparte y fomenta también una serie de valores importantes: la igualdad de los miembros del equipo, la superación personal, la ilusión, la competencia, la solidaridad... Para un escéptico de los valores tradicionales, "perdida la confianza en la política y la religión, sólo queda el partido de la jornada para construir la identidad y construir la arcadia sintética de las multitudes" (Manuel Mandianes, miembro del CSIC).

6.PECADOS CAPITALES. No sólo hace participar en valores, también introduce el futbol en una serie de antivalores, los que serían los también siete pecados capitales de este deporte: "capitalismo, mercantilización, colonialismo, nacionalismo, psicología de masas, patriarcado, codificación legal de la violencia". El futbol no es blanca, no está exento de defectos, pero "abstrae a un reino más elevado y sacro de experiencias ritualizadas".

7.ACEPTACIÓN DE LA CRUZ. En el futbol hay que aceptar la derrota, como en la religión hay que encajar la cruz, "La fe en unos colores resulta idéntica al fenómeno religioso sólo funciona correctamente cuando se conjuga con un fracaso monumental, inapelable, la derrota; incluso, la derrota en una final. Sólo quienes padecen ese vacío se acercan al futbol de una manera realmente religiosa". Los aficionados hablan mucho del "sufrimiento" por el que inevitablemente hay que pasar, para ganar un partido cuando domina mucho el balón el equipo contrario, o, lo que es todavía mucho peor, para perderlo irremisiblemente.

8.TRANSMISIÓN DE IDENTIDAD. El futbol es un auténtico "constructor de identidad, funciona mejor que la política para trasmitir a la gente una sensación de comunidad". La grada iguala, y hace a todos participantes de un mismo sentir. Para los que desconfían de la política e incluso de la religión, "sólo queda el partido de la jornada para construir identidad y establecer la arcadia sintética de las multitudes". La asistencia a los partidos "organiza el caos individual, social, político y religioso, que muchos llevan dentro y -en lenguaje aún más solemne- llena el vacío existencial de las referencias perdidas y de la complejidad de la vida". Los gritos que llenan los campos de futbol -se ha llegado a decir- son "intentos de vomitar dramas cotidianos... La horas dedicadas al futbol son horas raptadas al diván del psiquiatra". La identidad, que el futbol transfigura, se trasmite també de padres a hijos. Es otro argentino el que comenta: "El futbol no es ni más que menos que eso. Eso que me dio mi viejo, y que yo le paso a mi hijo. Ese amor gratuito, esa esperanza desbocada. Ese dolor, esa rabia, esa fe rotunda". Es el mismo lenguaje que se usa para la transmisión de la fe de padres a hijos, en las comunidades cristianas.

9.INCLUSO TRANSCENDENCIA. Para el que va al futbol, el estadio lleno es su paraíso. El auténtico aficionado encuentra su felicidad más completa en sumergirse en el espectáculo de masas del estadio. Se espera incluso el milagro de los goles, aunque el cielo y el infierno, la satisfacción y el dolor, se concentren en el espacio reducido de los 90 minutos. Aún es más transcendente la participación en el juego del equipo, que suma más que las aportaciones de cada uno de los miembros: como ha filosofado el francés Sartre, "la acción del jugador individual se subordina al equipo, se integra en él a la vez que lo trasciende, de modo que la acción colectiva del grupo ampara el funcionamiento de la acción individual". Una cierta trascendencia hacia universos no individuales es participado por los que viven intensamente el futbol.

10.NO ES LO MISMO. Aunque el escritor uruguayo Galeano haya dicho que "el futbol se parece a Dios en la devoción que le tienen muchos creyentes (y en la desconfianza que le tiene muchos intelectuales)" y que "el futbol es la única religión que no tiene ateos", sin embargo, el futbol se puede decir que es una religión, pero no la religion. Las semejanzas referidas en este comentario destacan puntos ciertos de coincidencia, pero, a pesar del uso del lenguaje religioso para expresar las coincidencias, el futbol no llegará nunca a sustituir a la religión, porque el futbol es una realidad sólo terrena e inmanente y sería incluso irrespetu0so compararlo con la religión que se centra en el Dios único y verdadero.







* Un Pliego del periodista Juan Carlos RODRÍGUEZ, en el semanario Vida Nueva, resume bien toda la literatura que se ha publicado recientemente sobre las relaciones entre el futbol y la religión: Hermenéutica" del futbol como `religión del siglo XXI´ (nº 3.087, 16-22 junio 2018, páginas 23-30). En este amplio artículo, se aporta la referencia precisa y detallada de hasta diez libros sobres esta materia. De este extenso artículo están sacadas muchas referencias y las citas entrecomilladas de este breve comentario.

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