Los vecinos se introducen en ataúdes para que santa Marta atienda sus peticiones La muerte está de fiesta en Ribarteme

Existe constancia de que se celebra desde hace más de tres siglos, y ayer se repitió con todos sus ingredientes. La romería de los cadaleitos de Santa Marta de Ribarteme, en el municipio de As Neves (Pontevedra), volvió a recibir multitudes de curiosos, algunos extranjeros, bajo un calor sofocante, y penitentes agradecidos por seguir con vida un año más, cuando ya no contaban con ello. Algunos llevaron, como es tradición, los ataúdes que al final no han necesitado.

Tan curiosa romería le debe su nombre a la manera en la que algunos fieles decide acudir, ni más ni menos que en el interior de féretros desde los que son transportados. El lugar en el que se celebra la segunda fiesta más rara del mundo, según el periódico 'The Guardian', es en Santa Marta de Ribarteme, en As Neves (Galicia).

Los dos cohetes que lanza Avelino Faro todos los años, sobre las ocho de la mañana, marcan el inicio.

La romería atrae a fotógrafos y periodistas de todo el mundo por su carácter casi tribal y aborigen.

Lo más curioso es la procesión por la que desfilan ataúdes con personas en su interior (vivas) a las que la santa ha ayudado.

Tras los ataúdes, normalmente portados por personas de la familia del ofrecido, se reúnen un grupo de romeros que van cantando una serie de versos en honor a la santa.

María Elda Domínguez se agarraba con fuerza a la mano que le tendían sus familiares mientras salía de la iglesia dentro de un féretro. Ella fue una de las personas que se ofrecieron a santa Marta para que la ayudara en los problemas de salud de su familia.

«Fue un cúmulo de complicaciones en mi vida que me llevaron al extremo de hacer esto. No es una decisión que tengas que tomar, es algo a lo que te ves abocado». Ni agua con la que refrescarse, ni una prenda con la que protegerse del intenso sol de la una de la tarde.

La ofrecida recorrió durante una hora los alrededores de la iglesia con una mano en el corazón y la otra en la zona de los pulmones. «Mi postura tenía un significado, la enfermedad de mi padre es cardiorrespiratoria y le afecta a esos órganos», cuenta María Elda. Su fervor contrastaba con el ambiente festivo que rodeaba la mística de los devotos de la santa.(RD/Agencias)

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