Año nuevo... ¿vida nueva?

Cuando estamos a punto de finalizar para comenzar un nuevo año, parece que ya va siendo costumbre que su inicio vaya seguido de bonitos y nuevos propósitos como por ejemplo: a partir de hoy dejo de fumar, o empezaré una nueva dieta, o me voy apuntar al gimnasio… pero ¿qué es lo que tienen los finales de año para que todo el mundo quiera cambiar actitudes con las que parece no sentirse a gusto de consigo mismo? Y ¿por qué el uno de enero? Si después de los 365 días volveremos hacernos el mismo propósito que el año anterior y el anterior…
Quizá la pregunta sería ¿por qué sentimos la necesidad de cambiar?, porque puede que el cambio que estamos buscando sea más interior que exterior y no lo percibamos, el problema es que este al ser más costoso, pocas o ninguna vez nos lo proponemos…
Por un año, no estaría mal que dejásemos de pensar en nosotros y nos centrásemos en aquello que nos está pidiendo Dios y que cada uno sabemos, aunque nos cueste reconocerlo. ¡Demasiados buenos propósitos y frases hechas en estos días! Pero no permitamos que se queden en eso, en simples frases escritas en un papel… Podíamos empezar por intentar poner al Niño Dios que acaba de nacer en el centro de nuestra vida, ¡este sí que sería un buen propósito!, y a partir de ahí, quizá las cosas empezarían a cambiar ¿lo intentamos?...
¡Feliz comienzo de año! Que en este 2012 nos haga ser un poquito menos egoístas dando un poco de nuestro tiempo a aquel que nos está tendiendo la mano necesitando simplemente que alguien le escuche… que sepamos decir “gracias” mirando a los ojos y con amabilidad… pequeños detalles que no nos suponen un gran esfuerzo, pero que con ellos podemos hacer la vida más agradable a los demás, ¡por qué no intentarlo!...
Volver arriba