Pena de muerte

Estos días los medios de comunicación volvían a darnos un toque de atención sobre este gran problema que tenemos en el mundo.
Parece mentira que en pleno siglo XXI tengamos que seguir centrando nuestra atención en esto y no forme parte de la prehistoria. Tan adelantados que estamos en algunos campos y tan retrasados en otros…
Parecía que la tendencia apuntaba hacia la abolición, sin embargo, nos están diciendo lo contrario. De 108 países en el año 2001 a 139 últimamente.
La contradicción está en que por una parte, las ejecuciones es verdad que disminuyen, pero sin embargo nos encontramos con países que están imponiendo penas de muerte por delitos como drogas o corrupción económica saltándose cualquier norma internacional de los derechos humanos.
Nos encontramos naciones con EEUU que utiliza la electrocución o inyección letal o Japón el ahorcamiento, ¡¡ estamos hablando de primeras potencias y economías!!...
Que derecho tenemos a apropiarnos de la vida de los demás, de juzgar y condenar llegando a tales límites, quien soy yo para tener la vida de mi hermano en mis manos…
Pero el dolor aumenta cuando esta misma situación se da y aplica a menores como puede ser el caso de Arabia Saudí, emiratos árabes o Irán. A pesar de la prohibición por la convención de los derechos del niño en la ONU, se sigue aplicando…
Creo que tenemos demasiadas cosas que cambiar en este mundo, no es posible seguir viviendo con una conciencia tranquila. Nos hemos acostumbrado al sillón, al mando de la televisión, hacer un comentario y cambiar de canal y vamos por la vida de felices y maravillosos…
En nuestra querida España, sin ir más lejos, todos sabemos que aunque desde 1995 la pena de muerte está abolida, sin embargo nuestra constitución sigue haciendo mención a la misma, ¿no ha habido tiempo de cambiarla?
Un mundo sin pena de muerte, no sólo es posible, sino que es evitable, la pregunta es saber si algún día estaremos dispuestos a luchar por conseguirlo.
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