Temida soledad

El ser humano por naturaleza es un ser sociable, no ha sido creado para la soledad, necesita de los demás desde el primer momento de vida hasta su muerte, sin embargo hoy ésta es una de las mayores enfermedades de nuestra sociedad, especialmente en las grandes urbes…
Demasiadas veces hemos oído noticias como esta. “llevaba días muerto en su casa y nadie se ha enterado hasta que ha olido”, es duro pero es la realidad. Las prisas, actividades, ritmo de vida hacen que cada uno vaya a lo suyo, nadie se conoce, no te fías, las casas y edificios cada vez están más aislados con rejas, alarmas, etc…cualquier cosa para separarnos de los demás, (yo y solo yo), es como si el resto de la humanidad sobrase…
Quienes más sufren esto son las personas mayores porque cuando ya no das el fruto que la sociedad te demanda, cuando ya no pueden sacar nada de ti porque todo te lo han exprimido, entonces empiezas a formar parte de ese “desecho” y los mensajes que te llegan constantes son: “no sirves, porque ya no ofreces nada”.
Toda la experiencia y sabiduría acumulada durante tu larga vida no vale, no importa. Cuando la persona siente que ya no interesa, que no es necesaria, es cuando empieza a experimentar la soledad, el vacío de la vida, el para qué seguir viviendo… Se sienten angustiados, marginados por una sociedad que en un momento determinado fue testigo de lo mejor de su vida y cuyo paso siguiente es la marginación…
Si a ello le añadimos la enfermedad o la pérdida del cónyuge se experimenta más esa sensación de soledad, algo para lo que no estamos preparados llevándonos a desencadenamiento de trastornos psicopatológicos como puede ser la depresión.
En nuestras manos está el tipo de sociedad y mundo que queremos dejar a las próximas generaciones. Es nuestra responsabilidad presente y futura, preguntémonos ¿qué es lo que estamos haciendo? Utilizamos a los mayores como objetos, los exprimimos al máximo y cuando ya no dan más jugo, a la basura…
Ellos también fueron jóvenes, se desvelaron por nosotros, sus hijos, su familia, cuantas noches sin dormir, cuanto sufrir por hacer de ellos, de nosotros, unas buenas personas, hombres y mujeres de ahora y ¿Cómo se lo pagamos?
También nosotros llegaremos porque la juventud no es eterna y cuando ya no estén entre nosotros, de nada servirán las lamentaciones…
En vida hermano, en vida….
Volver arriba