La cultura del bienestar

La cultura del bienestar
La cultura del bienestar

Amig@s que compartís conmigo este minuto, siento que cada vez estoy más convencida de que esto que llamamos primer mundo, se ha anclado en algo llamado: “cultura del bienestar”.

Me viene a la cabeza una persona, creo que era un entrenador de futbol, que dijo una frase que se hizo muy popular porque él lo tenía como lema de vida. Acababa de ganar un partido de futbol y los periodistas le preguntaron si se sentía feliz por ese triunfo y él contestó que no, porque lo que quería era: “ganar y ganar y volver a ganar”.

Creo que es eso lo que nos está pasando, que cuanto más tenemos mas queremos, cuantos mas triunfos, no los saboreamos, porque ya estamos pensando en el siguiente. Es la cultura del tener, del almacenar, de ser el mejor, de vivir lo mejor posible. “Yo y mis circunstancias” que decía Ortega y Gasset

Si tengo un gran chalet, le pongo una vaya lo mas alta posible para separarme del resto de los vecinos, que nadie me vea, que nadie me moleste… Cada vez nos dejamos llevar mas por todo lo que nos rodea, y las redes sociales, son muy influyentes, porque nos llevan a un consumismo desproporcionado. ¡Cuántas veces hemos adquirido algo y va directamente al cajón porque no nos sirve para nada!…

Nos hemos hecho un poco insensibles al grito del hn@, al dolor del otro. No me importa, estoy acostumbrad@ a escucharlo haciéndonos caer en la indiferencia. Como mucho exclamamos: ¡pobrecito!, pero seguimos nuestro camino, y lo peor de todo es que nos sentimos orgullosos de cómo somos y con paz, porque “no es mi responsabilidad” pero ¡claro que es nuestra, porque es tu hn@!

La globalización nos ha llevado a comportarnos con más indiferencia, aumentar mi poder adquisitivo, cuanto más, mejor. Pero no olvidemos que al final del camino tan solo nos harán una pregunta: ¿qué hiciste cuando tu hermano te pidió un pedazo de pan, cuando lo viste muerto a la orilla del mar o durmiendo en la calle?...

Amigos, no nos hagamos insensibles al sufrimiento. Porque su sufrimiento, su dolor, también tiene que ser el mío.

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