Un santo para cada día: 27 de mayo San Agustín de Canterbury: el Apóstol de Inglaterra

San Agustín de Canterbury: el Apóstol de Inglaterra
San Agustín de Canterbury: el Apóstol de Inglaterra

El apóstol de Inglaterra falleció el 26 de mayo del año 604, el mismo año que falleció el Papa San Gregorio. Sus restos fueron trasladados, posteriormente, a lo que hoy es la Catedral de Canterbury

San Agustín de Canterbury es el evangelizador de las Islas Británicas. Está considerado como el Apóstol de Inglaterra.

Según nos cuentan Tertuliano y Orígenes, en Inglaterra había penetrado el cristianismo desde muy antiguo y continuó su expansión durante el Imperio Romano, pero después cayó en la idolatría debido a la invasión de los sajones, durante los siglos V y VI. Las  luchas internas entre ellos y con los bretones, habían hecho que solo  sobreviviera algún pequeño núcleo de cristianos en las montañas de Gales.

Las noticias que tenemos de Agustín de Canterbury se las debemos a un monje benedictino inglés, fallecido en el año 735, llamado Beda el Venerable, escritor y erudito, quien escribió, entre otros libros, uno titulado “Historia eclesiástica “Gentis Anglorum”, en lengua latina. Él nos cuenta  cómo el abad Agustín, junto con otros 39 monjes, fueron enviados por el Papa Gregorio I Magno a evangelizar Inglaterra.

Gregorio había fundado en Roma el monasterio de San Andrés, del que era su abad y cuando le eligen Papa deja como sucesor en el cargo a Agustín, bien conocido y estimado por la solidez de sus virtudes y su espíritu ardiente y emprendedor. Entonces Gregorio I piensa en la idea de enviar un grupo de misioneros para que acometieran la grande y difícil empresa de evangelizar Inglaterra. Ya se le había ocurrido antes la idea de comprar esclavos jóvenes de ese país y prepararlos para el sacerdocio, para después enviarlos allí como misioneros, así no tendrían problema con el idioma, pero se dio cuenta de que esto llevaría muchos años, por eso se decide a enviar a los monjes de San Andrés, con Agustín al frente.

San Agustín de Canterbury

Llegados a Provenza se detuvieron en el monasterio de Lerín y allí, los frailes de ese monasterio les hablaron de la extrema crueldad de los anglosajones. Ellos se acobardaron y obligaron a Agustín a regresar a Roma.  Allí el Papa les animó a intentar de nuevo la empresa. Regresan a Francia y llevando consigo algunos intérpretes, pasan a Inglaterra, desembarcando en las costas de Kent, al sudeste de la Isla. Allí son recibidos por el monarca Ethelberto, quien les acogió con gran cortesía y les permitió que se acomodaran en la ciudad de Canterbury, dándoles libertad para que predicaran su religión.

Ethelberto, aun siendo pagano, dejaba libertad a sus súbditos para que eligieran la religión que quisieran. Agustín y sus compañeros, por medio de la oración y con el ejemplo de sus vidas, fueron logrando muchas conversiones, incluso la del rey, probablemente también por la influencia de su esposa que era cristiana. El Papa, ante estas halagüeñas noticias, se alegró mucho y pidió al Obispo de Arlés que consagrara como obispo a Agustín. El rey Ethelberto, por su parte, cedió su palacio para que fuera convertido en monasterio y residencia del recién nombrado obispo. Pasado un tiempo llegaron de Roma nuevos misioneros, quienes entregaron a Agustín, de parte del Papa el palio arzobispal.

El apóstol de Inglaterra falleció el 26 de mayo del año 604, el mismo año que falleció el Papa San Gregorio. Sus restos fueron trasladados, posteriormente, a lo que hoy es la Catedral de Canterbury.

Reflexión desde el contexto actual:

La tarea evangelizadora es tarea de todos los tiempos y lo mismo que Agustín, en el siglo VI, recristianizó las Islas Británicas, necesitaríamos  hoy de muchos como Agustín de Canterbury para recristianizar  muchos lugares de Europa , que se encuentran inmersos en un “neopaganismo”.

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