El vaticanista visita Barcelona para participar en un homenaje a Francisco Juan Vicente Boo: “No hay polarización dentro de la Iglesia; el problema es que los quejosos, amargados y disidentes, aun siendo minoría, son muy ruidosos"

Juan Vicente Boo, en Santa Anna
Juan Vicente Boo, en Santa Anna Flama

“Parolin es un excelente secretario de Estado, pero durante los últimos años perdió la confianza de Francisco al mostrarse partidario de deshacer algunas de sus reformas. Solo los observadores más veteranos pudieron darse cuenta de que la persona a la que parecía apuntar Francisco era Prevost"

"Lo más positivo ahora mismo es que la mayoría de los fieles, sacerdotes, obispos y cardenales están en la línea de Francisco. No hay polarización dentro de la Iglesia; el problema es que los quejosos, amargados y disidentes, aun siendo minoría, son muy ruidosos”

“Todas las páginas que tienen la esquina superior doblada son las que contienen información relevante”, dice Juan Vicente Boo mientras muestra su ejemplar de El último cónclave (Arpa, 2025), de Elisabetta Piqué y Gerard O’Connell. Las múltiples marcas y subrayados que tiene el libro demuestran el interés que le ha generado la nueva obra de estos dos veteranos vaticanistas a quienes conoció en Roma a finales de la década de 1990.

Después de 22 años como corresponsal de ABC en el Vaticano, donde cubrió el último tramo del pontificado del papa Juan Pablo II, el de Benedicto XVI y los primeros 8 años del de Francisco, Boo volvió en 2022 a su tierra natal, Santiago de Compostela, donde se dedica a investigar y escribir libros. El más reciente, 33 miradas del papa Francisco, salió publicado el pasado 22 de abril, precisamente un día después de la muerte del pontífice argentino.

Creemos. Crecemos. Contigo

Esta semana, el periodista ha hecho un viaje relámpago a Barcelona para acompañar a sus amigos “Betta y Gerry” a presentar el libro en el marco del homenaje al papa Francisco organizado por Lucía Caram en la parroquia Hospital de Campaña de Santa Anna. “Es una delicia de libro, uno de los mejores sobre los papas y el Vaticano publicados durante los últimos años, junto con Últimas conversaciones con Benedicto XVI, de Peter Seewald, The election of Pope Francis, de Gerard O’Connell, y El sucesor, de Javier Martínez-Brocal”, constata el periodista gallego en una cafetería próxima a la iglesia.

Juan Vicente Boo, en Santa Anna
Juan Vicente Boo, en Santa Anna Flama

El autor de Descifrando el Vaticano y El papa de la alegría destaca que Piqué y O’Connell, amigos personales del papa Francisco, se han ganado la confianza de muchas personas en el Vaticano a lo largo de su trayectoria gracias a su “profesionalidad y calidad humana”. Por eso, dice, han podido recoger tantas voces de cardenales relevantes que han servido para dar forma a este relato tan exhaustivo de lo que ocurrió desde la muerte del papa Francisco hasta la elección y los primeros días de pontificado de Robert Prevost.

Boo también remarca que la nueva obra de sus colegas sirve para desmentir la versión que durante el precónclave y cónclave construyó la prensa italiana intentando hacer creer que Pietro Parolin era el cardenal que más votos podría reunir en la Capilla Sixtina. “Como buenos profesionales, Betta y Gerry no viven a remolque de los medios italianos y sabían muy bien que Parolin tenía mucho menos apoyo del que aseguraban”, describe Boo.

“Parolin es un excelente secretario de Estado, pero durante los últimos años perdió la confianza de Francisco al mostrarse partidario de deshacer algunas de sus reformas. Solo los observadores más veteranos pudieron darse cuenta de que la persona a la que parecía apuntar Francisco era Prevost, por la confianza de nombrarlo prefecto del Dicasterio de los Obispos y por su perfil misionero”, asegura el periodista.

Juan Vicente Boo
Juan Vicente Boo Flama

Francisco, la “receta original” del cristianismo

El excorresponsal de ABC reconoce que la elección del cardenal norteamericano confirmó las buenas expectativas suscitadas antes del cónclave por los cardenales partidarios de continuar por el camino trazado por el papa Francisco hacia una Iglesia “centrada nuevamente en el aspecto esencial, que es predicar el evangelio”. “El golpe de timón del papa Francisco en esta dirección no tiene marcha atrás. Nos acerca a la fórmula original del cristianismo, que se puede resumir en una línea: ‘Amarás a tu Dios por encima de todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo’”, sentencia.

Boo considera que el Vaticano debe dejar de ser, como sugirió el papa Francisco, “la última corte de Europa”, para recuperar el modelo de los primeros siglos del cristianismo. Refuerza su tesis subrayando los beneficios que comportó para el papado la disolución de los Estados Pontificios a finales del siglo XIX. “Aquello fue una auténtica bendición, ya que liberó a los papas de estar pendientes de cuestiones políticas, de tener ejércitos. Desde entonces, todos y cada uno de los papas han sido enormemente espirituales, evangélicos, perfectamente centrados en la espiritualidad y en su misión”, señala.

La misión del papa

En un momento político internacional nefasto, con la barbarie en Ucrania, Gaza, Sudán y tantos otros países, con los Estados Unidos en pleno declive, el papa León XIV ha reflexionado también sobre el sentido de su papel como líder global. “No creo que mi misión implique resolver todos los problemas del mundo”, dice el pontífice en la entrevista que aparece al final de su primera biografía, a cargo de la periodista norteamericana Elise Ann Allen.

Juan Vicente Boo
Juan Vicente Boo

Esta reflexión de León XIV, según Boo, desmonta la errónea creencia de que el papa tiene una varita mágica. “La misión del papa es espiritual e implica anunciar el evangelio, asegurar que los cristianos sepamos cuál debe ser nuestra actitud para no dejarnos llevar por los delirios de líderes sanguinarios”, advierte. “A los dictadores —continúa— les importa muy poco lo que diga el obispo de Roma. Por eso, pedir milagros al papa es una forma mezquina de deformar su misión o crear fracasos que existen en la invención de quien miente”.

Lo que sí incluye la labor del papa es mantener unida la Iglesia y apaciguar las tensiones entre los sectores más reformistas y tradicionalistas. En este sentido, Juan Vicente Boo sabe que el papa americano es un conciliador y advierte que “crear concordia es más difícil que crear discordia”. “Lo más positivo ahora mismo es que la mayoría de los fieles, sacerdotes, obispos y cardenales están en la línea de Francisco. No hay polarización dentro de la Iglesia; el problema es que los quejosos, amargados y disidentes, aun siendo minoría, son muy ruidosos”.

El papa León XIV tampoco obviará otro de los grandes retos del mundo actual: el de poner sensatez en medio del desorden provocado por la irrupción de la revolución tecnológica. Un problema del cual Robert Prevost ha hablado con frecuencia durante los primeros 6 meses de pontificado y al que probablemente dedicará, como cree Boo, su primera encíclica. “La era digital ha provocado una serie de daños en las personas que están perfectamente documentados, como ansiedad, pérdidas de atención, incapacidad para concentrarse en los estudios. Todo esto preocupa mucho al papa actual”, concluye el vaticanista antes de despedirse y adentrarse en las calles del barrio Gótico.

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